Este AOVE se presentó ayer en Madrid en un acto al que asistieron Álvaro González Coloma, director-gerente de la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero; José María Pisa, escritor gastronómico; y Miguel Fernández-Sanguino, fundador de este nuevo aceite gourmet.
Alía cuenta con tres ingredientes únicos en su creación: la recogida manual de las aceitunas tempranas (a principios de noviembre) en olivos centenarios, un periodo de tiempo inferior a dos horas entre la recogida de las aceitunas y la molienda y, por último, la presión mecánica en frío de la propia molienda. El resultado es un aceite suave y afrutado, con gran estabilidad, perfecto para tomar en crudo acompañando a tostadas, pescados, mariscos, verduras o ensaladas, según ha destacado la firma.
Su nombre, Alía, hace referencia a una variedad autóctona de olivos de Somontano de Barbastro (Huesca) en peligro de extinción. Por tanto, se trata de un homenaje a las variedades de la zona que son desconocidas y olvidadas.
Además, este AOVE, que puede adquirirse en puntos de venta específicos de ciudades tales como Madrid, Barcelona, Zaragoza y Jaca, es el resultado de un proyecto personal del emprendedor jacetano Miguel Fernández-Sanguino. En su etiqueta, además de las especificaciones propias del aceite, se puede encontrar un poema de Francisco Ferrer Lerín, cuyo contenido ha inspirado el logotipo y diseño actual de la botella.