Cada vez son más los que por estas fechas ya tienen lotes envasados y listos para salir a conocer mundo. Ya no basta con un envase de vidrio oscuro, ni con una etiqueta que anuncie que es el primero del primero del primero que se ha recogido en esta campaña, ni con ser el mejor en la ambigua relación calidad-precio de los feroces lineales. Esto es una guerra y lo único que vale es diferenciarse.Si bien estas nociones de marketing básicas ya se han experimentado desde hace años en otros sectores más maduros, resulta que en el producto más antigüo del mundo se muestran como recién llegadas.Es muy probable que ésa sea una de las razones por las cuales la pasada edición de la feria Packaging Innovations, celebrada los días 18 y 19 de noviembre en Madrid, dedicó una mesa redonda a La revolución en el Packaging de AOVE, que fue organizada por Mercacei. En ella, rostros conocidos del sector y expertos en esta materia analizaron las últimas técnicas y tendencias, así como la puesta en marcha de nuevos formatos en el sector oleícola. Desde el diseño puro y duro, la funcionalidad y la innovación, pasando por el neuromarketing y las técnicas más sofisticadas para atraer la -no siempre- atenta mirada del consumidor, la mesa logró un claro objetivo: poner de manifiesto la necesidad de apostar por la diferenciación de un producto que cuenta con un mercado potencial de millones de personas. Sólo existe un hándicap: la falta de conocimiento. ¿La cura? Seducirles.Hay quienes basan su estrategia en el lujo, un concepto agridulce que desata pasiones y odios por partes iguales. Desde un punto de vista estratégico, no parece una mala idea: este mercado crecerá en España entre un 2% y un 4% en 2015, hasta 4.000 millones de euros, acercándose de esta forma a los niveles que registraba en 2010, según datos del informe Worldwide Luxury Markets Monitor 2015 Spring Update de la consultora Bain & Company.Otra ventaja es que, en este juego, todo vale. Y cuando decimos todo, es todo. ¿Se imaginan beber oro líquido? No, no estamos hablando en sentido metafórico. Nos referimos a poder degustar un buen virgen extra con láminas de oro puro. ¿Se lo pueden creer? Pues no sólo es posible, sino que ya es real. Existen 444 botellas de edición limitada de este elixir impregnado en copos de oro comestible de 24 quilates.Otros, por su parte, se conforman con el oro verde de su interior y simplemente retocan -de forma muy elaborada, eso sí- su exterior. Valga como ejemplo un zumo de la provincia florentina de Impruneta, que lleva años comercializando una línea de AOVE cuyas etiquetas están diseñadas por artesanos de la joyería más antigua de Florencia, utilizando para la ocasión incrustaciones de cristal de Swarovski.Como no podía ser de otra forma, también están los que elaboran vírgenes extra a mano -nada más y nada menos que por ocho personas pasa cada unidad a examen-, lo visten con sus mejores galas y exigen por cada botella el módico precio de 11.000 euros. Como era de esperar, este zumo cuenta, entre su palmarés, con el premio Guinness al aceite de oliva más caro del mundo.¿Se han quedado con ganas de conocer el resto?Muy pronto en Olivatessen by Mercacei nº2.