Les vamos a ser completamente francos: este es uno de esos editoriales total y absolutamente subjetivos (¡como si alguno de ellos no lo fuese...!), pero es que nos hemos enamorado. No es un enamoramiento de esos fugaces y esporádicos, como los de los adolescentes en la primavera. Este es un amor comprometido, sólido e, incluso, recíproco. Se podría afirmar también que es un amor del futuro, uno de esos que encandila a los millenials (un término pedante de esos que se inventan para aquellos nacidos entre 1984 y 2000) que han aprendido a amar a las máquinas como si se tratase de una versión moderna de Blade Runner. En este caso, la bella replicante es una aplicación móvil llamada
EVOOLEUM.