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Día Mundial del Olivo, una celebración diaria

Día Mundial del Olivo, una celebración diaria

Luis Planas Puchades
Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación

Cada mañana, el aceite de oliva sobre la tostada del desayuno es una ceremonia para el despertar de los sentidos. Sabor, aroma, color, textura e, incluso, el silencio de su deslizamiento sobre el pan caliente constituyen toda una celebración cotidiana. Es la cita diaria más fiel y la que asegura que, por muy ajetreada, intensa o complicada que sea la agenda, hay un momento en el día de comunicación con la luz, el aire, la tierra, el agua preciada y con el trabajo de las manos humanas que el aceite atesora en cada una de sus gotas. Un tiempo de bienestar y de gozo que conecta con el paraíso mediterráneo. Así es el aceite. Posee una maravillosa capacidad de crear todo un entramado de fascinantes subjetividades, tan profundas y tan pegadas a la memoria como las raíces de los olivos al territorio.

Como ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, mis preocupaciones y mi trabajo se concentran en los aspectos objetivos de la defensa, promoción y desarrollo del olivar y de sus productos estrella: el aceite y la aceituna de mesa. Y, en este sentido, quiero lanzar un mensaje optimista, porque, a pesar de las dificultades actuales por el desequilibrio entre una abundante oferta y una demanda remisa, son crecientes los factores y tendencias mundiales favorables al futuro imperio del aceite de oliva en el consumo de grasas vegetales agregadas.

Por un lado, los consumidores están cada vez más informados y, por consiguiente, aumentan su exigencia tanto desde el punto de vista alimentario como del modo de producción de los alimentos. En este aspecto, los valores nutricionales y saludables que hacen del aceite de oliva un superalimento lo sitúan en una posición aventajada en las tendencias de consumo internacionales. Su protagonismo estelar en la Dieta Mediterránea, una de las más saludables del mundo, es un activo para el acceso, por la puerta grande, a nuevos mercados que no gozan de esa experiencia subjetiva que disfrutamos los habitantes mediterráneos, pero que sí desean incorporar a sus dietas los grandes beneficios objetivos de nuestro aceite de oliva.

Por otra parte, existe una predisposición creciente al consumo de alimentos que garanticen un origen y una producción respetuosa con el medio ambiente. En este orden de cosas, el bosque cultivado del olivar también cuenta con un rico potencial por sus indudables valores en la fijación del CO2, en la preservación de la biodiversidad y en la prevención de la erosión de los suelos. El Pacto Verde Europeo y el compromiso de la nueva Política Agraria Común (PAC) con la arquitectura verde del sector primario, a través de sus estrategias de “Biodiversidad” y “De la granja a la Mesa”, van a suponer un viento a favor de este cultivo. Además, se trata de una producción que aporta beneficios sociales y de vertebración territorial, puesto que es la principal fuente de empleo en muchas de las comarcas donde se radica.

Todos estos beneficios y valores que promueve el cultivo del olivar nos ha llevado a situar su impulso y proyección futura como uno de los objetivos más importantes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. El énfasis de nuestras actuaciones se centra en lograr la rentabilidad económica presente y futura, pues somos conscientes de que es una condición sine qua non para las explotaciones olivareras y, más concretamente, para el olivar tradicional. Por eso, presentamos en primavera y hemos emprendido ya las actuaciones del Decálogo de medidas para el olivar, que contempla iniciativas para el almacenamiento, el fomento de la cosecha temprana -que incrementa la calidad frente a la cantidad- o la promoción del consumo en nuevos mercados, sobre todo a través de la calidad y la diferenciación.

Como primer productor mundial, España está dispuesta a liderar la viabilidad del sector en su triple vertiente económica, social y medioambiental. Para conseguir nuestros objetivos, estamos comprometidos con un trabajo diario y constante, que queremos que esté a la altura de esa cita diaria que tenemos todas las mañanas con el aceite de oliva, nuestra celebración de todos los días.