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AOVE, oro líquido

AOVE, oro líquido

Carme Ruscalleda
Chef y fundadora de Cuina Estudi

El aceite de oliva virgen extra es, sin duda alguna, oro líquido. No es una exageración, ni mucho menos, que el mundo entero ha quedado seducido ante un producto tan excepcional e interesante, y tremendamente versátil en la cocina, que hilvana y abraza sabores tanto dulces como salados, además de estar avalado científicamente como muy, muy saludable.

Los que contamos ya con un recorrido de “kilómetros de vida” sabemos que se trata de un producto que ha mejorado notablemente. En casa se cocinaba con aceite, tomábamos meriendas de pan, aceite y sal; o pan, aceite y azúcar, pero la memoria emotiva suele “idealizar” recuerdos infantiles, y en este caso sabemos muy bien que la calidad de antes dista mucho de la actual. El sector agroalimentario especializado en AOVE ha realizado un esfuerzo titánico en instalaciones, apostando por una escrupulosa higiene tanto en la cosecha y en la elaboración, como en el trabajo estético del esmerado cuidado de la presentación del producto. Con todo ello, los consumidores disfrutamos de unos aceites únicos y excepcionales.

Pero no solo en el mercado interior podemos encontrar un AOVE excepcional, sino también en mercados exteriores como, por ejemplo, Japón. No tiene nada que ver la lista de aceites de importación que nos presentaron en 2003 para el mercado japonés, cuando estábamos diseñando un trabajo de colaboración para estrenar una copia del restaurante Sant Pau en la ciudad de Tokyo. Fue una sorpresa enorme, ya que en aquel momento el sector oleícola estaba tomando un vuelo imparable hacia la excelencia y comprendimos la importancia de salir fuera con las maletas cargadas con lo mejor de lo mejor. Les aseguro que la fotografía de la calidad de lo que realmente ya era el AOVE en aquel momento, salía movida, borrosa e impresentable.

Pero no solo la genuina calidad del producto ha ido convenciendo a canales de distribución, grandes cadenas, pequeñas tiendas, restaurantes, caterings y colectividades, sino que pongo en gran valor el incansable trabajo de comunicación y catas para posicionar al AOVE en un punto de conocimiento y respeto internacional. Comparando las sensaciones organolépticas con el mundo del vino, a los amantes del aceite de oliva virgen extra nos encanta descubrir en cada marca el paisaje, la cultura, las variedades, la pasión del elaborador y su capacidad de expresarlo y, por supuesto, disfrutarlo en cada lágrima del oro líquido.

No pierdan la capacidad de cultivar la ilusión por descubrir nuevos aceites, no paren de leer con atención la información de la etiqueta, no dejen de dedicarle al aceite el ritual que merece de observación visual, olfativa y gustativa, y, lo más importante, la conversación a la que es capaz de conducirnos un nuevo aceite en nuestra mesa.

En la cocina, que continúa conduciendo mi vida desde el minuto cero, defiendo la calidad, el espacio, la energía calorífica, los utensilios y cada una de las materias primas.

No regateen la calidad cuando se dispongan a cocinar y recuerden que tenemos a nuestra disposición un oro líquido con el que podemos aliñar, confitar, conservar, estofar, freír, asar o rustir en recetas saladas; además de poder utilizarlo en bizcochos, helados o cremas, en el capítulo dulce. ¡Disfrútenlo! ¡Defiéndanlo!