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El olivo, el último superviviente

El olivo, el último superviviente

Pandora Peñamil Peñafiel

Atravesamos momentos complicados. Una pandemia que se niega a abandonarnos, el alza global en las materias primas y la energía, el colapso en los puertos internacionales y el rally alcista de los fletes marítimos están pasando factura a nuestro sector. Por ello, ahora más que nunca, se antoja necesario reforzar la imagen y la comunicación en torno al olivo y al aceite de oliva virgen extra.

Si a este entorno tan adverso le sumamos que a los jóvenes no les gusta el AOVE, tenemos un problema de los gordos. Resulta que no comprenden sus atributos, no valoran su amargor y se muestran confusos con sus usos, probablemente influidos por la interferencia de otros productos y otras culturas en un mercado globalizado. Estas son algunas de las tristes conclusiones extraídas de un complejo experimento de cata de aceites realizado por la Cátedra Caja Rural AOVEs de Jaén José Luís García-Lomas Hernández de Economía, Comercialización y Cooperativismo Oleícola y el Centro de Estudios Avanzados en Olivar y Aceite de Oliva, ambos de la Universidad de Jaén (UJA). Así, los aceites son mejor valorados a medida que la edad crece y, de hecho, existe una adecuación en la apreciación del atributo amargo, que se va desarrollando con la edad, siendo más valorado a partir de los 60 años. Sí, han leído bien, ¡a los 60 años! Ése es el consumidor que más valora uno de los atributos más importantes del aceite de oliva virgen extra que, además, proviene de los compuestos fenólicos, lo que hace que este producto sea tan saludable.

¿Quién iba a pensar que a los jóvenes españoles les gustaría cenar trocitos de pescado crudo encima de un montoncito de arroz? Pues hay cientos de restaurantes de sushi en nuestro país y al parecer no cierra ninguno. Marketing, amigos, todo es una cuestión de saber comunicar. Si han sucumbido al umami de un atún que te sirven casi aleteando en el plato, ¿cómo no hacerlo ante el zumo más aromático y delicioso del mundo?

Cada una de las páginas de este Mercacei Especial Día Mundial del Olivo están dedicadas a promover el consumo -¡y el conocimiento!- de este súperalimento entre todos los habitantes del planeta. Casi a modo de nueva religión, damos la bienvenida a todos los neófitos que quieran bautizarse y sumergirse con nosotros en este apasionante mundo de sensaciones y sabores. ¿Sabían que en los AOVEs se pueden encontrar más de 60 aromas a frutas, verduras y flores? “Y es que, ¿cómo proviniendo de un solo fruto, la aceituna, puede llevar el virgen extra a nuestros sentidos a pasear por tal infinidad de tallos, hojas, bulbos o frutos, desde la tomatera hasta el albaricoque, pasando por eucaliptos, naranjos o nogales?”, se pregunta cada edición de los EVOOLEUM Awards su director, José María Penco. “¿Cómo puede tener la osadía de condensar las esencias de un fresco calabacín, un higo envuelto en albahaca o una almendra verde sobre una cama de flores silvestres?”, se cuestiona casi al borde de alcanzar el Nirvana gastronómico.

Lo que estamos celebrando aquí es que, tras miles de años (con)viviendo con nosotros -hoy en día todavía podemos acariciar los mismos ejemplares donde descansaban los patricios romanos en sus villas o donde Jesús de Nazaret pasó su noche más amarga-, sólo han transcurrido dos años desde que la Unesco decidiese declarar el 26 de noviembre como Día Mundial del Olivo. Y quizás ese es el papel fundamental de este árbol, el de recordarnos que esta crisis, esta coyuntura, estos instantes, en breve serán sólo un recuerdo. Sin embargo él seguirá aquí, compartiendo su majestuosidad, belleza, fuerza y misterio con los que vengan, ofreciendo su cobijo, sus tierras y sus frutos para ser una y otra vez fuente de vida y de conexión con lo eterno.

¡Feliz Día Mundial del Olivo!