La celebración del Día Mundial del Olivo, cuya onomástica está establecida el 26 de noviembre, pone de manifiesto la importancia que este cultivo tiene para la idiosincrasia de los pueblos cordobeses, para la historia y la cultura de Córdoba y sus gentes.
No podemos olvidar que las peculiares características del olivar cordobés, dadas por la riqueza de su tierra y de su clima, hacen que nuestro aceite de oliva virgen extra sea reconocido por su calidad y excelencia, unos parámetros que vienen amparados por nuestras Denominaciones de Origen Protegidas.
El AOVE se ha convertido en un pilar fundamental dentro del sector agrario de la provincia, presentándose como eje del desarrollo económico de la mayoría de las comarcas cordobesas, además de ser un producto con grandes beneficios organolépticos y con una enorme repercusión en sectores como el turismo, la gastronomía, la cultura o el medio ambiente.
Por todo ello, debemos pararnos y prestar atención al cultivo del olivar, a las necesidades que se nos plantean desde todos los sectores vinculados a la producción de nuestros aceites, desde el momento de la recogida de la aceituna hasta su llegada al consumidor. Somos conocedores de los retos que tenemos pendientes que abarcan aspectos tan dispares como la falta de agua, la profesionalización del sector o la mejora de las exportaciones, y que necesitan la colaboración público-privada para ser alcanzados.
En este sentido, desde la Diputación de Córdoba nos mantenemos firmes en nuestro trabajo en aras del desarrollo del sector del aceite de oliva, una apuesta que se refleja también en las líneas de actuación de la institución provincial y de Iprodeco, que está comprometido con las DOPs sufragando iniciativas encaminadas al fomento de la comercialización y la distribución, a la investigación de mercado, a la realización de planes de marketing o a la elaboración de nuevos envases.
Sería interesante, además, reflexionar sobre el componente social de este cultivo, ya que son muchos los vecinos y vecinas de nuestros municipios que dedican su esfuerzo y quehacer diario a la producción de ese aceite de oliva virgen extra de singular paladar. Un trabajo que, sin duda, permite que la tradición olivarera se perpetúe con arraigo en los pueblos.
Son muchos los sectores productivos vinculados a la producción del AOVE, ya que además de nuestras almazaras y de las industrias de aceituna de mesa, existe una importante actividad auxiliar (empresas de servicios, fitosanitarios…), convirtiendo al sector olivarero en importante motor de desarrollo económico y de generación de puestos de trabajo en la provincia de Córdoba.
Esta vinculación del olivar con nuestra tierra lo convierten en un cultivo esencial en el objetivo planteado por esta Diputación de Córdoba de fijar la población al territorio y de dotar a nuestra provincia de oportunidades de futuro que hagan que nuestros vecinos y vecinas se queden para formar parte del mismo. Este objetivo está íntimamente ligado a nuestra industria agrícola y ganadera, de la que el olivar forma parte indiscutible.
