Se trata de una iniciativa apoyada y lanzada, a través de un comunicado de prensa conjunto, por CIA Agricoltori Italiani di Puglia, Italia Olivicola, AIFO (Associazione Italiana Frantoiani Oleari), AFP (Associazione dei Frantoiani di Puglia), Consorzio Oliveti d’Italia, FOI (Filiera Olivicolo Olearia Italiana), FIOQ (Frantoiani Italiani Olio di Qualità), UNAPOL (Unione Nazionale Associazioni Produttori Olivicoli), ASSITOL (Associazione Italiana dell’Industria Olearia).
“Italia, por vocación, condiciones edafoclimáticas favorables, biodiversidad y una cultura agrícola innata, siempre ha sido reconocida en el mundo por la calidad de su aceite de oliva virgen extra. A pesar de muchas peculiaridades, a lo largo de los años, los precios de mercado de esta excelencia de la producción italiana nunca han reflejado un valor adecuado que permitiera a las empresas obtener unos ingresos justos y que las pusiera en condiciones económicas de continuar en el camino de la alta calidad, hasta el punto de que, en los últimos 10 años, el patrimonio oleícola italiano ha sufrido un abandono de las zonas olivareras de aproximadamente el 23%, sin considerar la pérdida de aproximadamente 21 millones de olivos afectados por la Xylella”, han explicado.
Estas asociaciones han subrayado que “a pesar de todo, las explotaciones olivareras nunca se han rendido, siguen produciendo y construyendo un camino para mejorar la calidad, conquistando segmentos de mercado y consumidores cada vez más importantes. Gracias a su acción, los consumidores también están cada vez más atentos a la trazabilidad y a la salubridad de la producción a lo largo del tiempo”.
Por ello, según han señalado, “considerando el año favorable cualitativo y cuantitativamente que caracteriza a nuestros territorios y, sobre todo, para evitar fenómenos de fuerte especulación de mercado en detrimento del sector, toda la cadena de suministro del aceite de oliva, finalmente unida, ha decidido crear un sistema cohesionado de representación del sector”, cuyo objetivo es la distribución justa de los ingresos dentro de la cadena de valor.
A su juicio, la campaña 2023/24 representa un punto de inflexión “y no puede permitir errores para el aceite de calidad italiano y, sobre todo, para las políticas públicas de promoción del sector, que deben ser coherentes y transparentes, siendo el Ministerio de Políticas Agrícolas y de Soberanía Alimentaria el que debe jugar un papel de protección y valorización, promoviendo el valor añadido adecuado para toda la cadena de suministro del aceite de oliva y reposicionando la olivicultura italiana a nivel mundial".
