No obstante, señala que el potencial de este sector -gracias a su historia centenaria, la vinculación con el territorio y el paisaje, y las propiedades beneficiosas del producto- aún aparece en gran parte sin expresar.
Las estructuras involucradas en el cultivo del olivo se están abriendo gradualmente a las experiencias turísticas. Así, se organizan cursos de cata centrados en el producto de variedades únicas, se crean balnearios donde el aceite de oliva virgen extra se convierte en la base de los tratamientos, y se implica al visitante en la recolección y en las primeras etapas de transformación de la aceituna en aceite, hasta la venta de pequeños lotes personalizados para el cliente final, donde aparecen en la etiqueta su nombre y apellidos así como, por supuesto, las referencias del fabricante. El principal límite para el desarrollo del oleoturismo, sin embargo, se debe al tamaño medio de la empresa y a la fragmentación de la producción que caracteriza el sistema italiano.
En concreto, los datos sobre el sector oleícola se recogen en el “Informe 2022 sobre el turismo gastronómico y enológico italiano”, editado por Roberta Garibaldi y creado bajo los auspicios de la Asociación Italiana de Turismo Gastronómico y Enológico. Este informe presenta algunos datos concretos sobre el oleoturismo y en particular sobre la demanda del turista enogastronómico. Según señala, entre los italianos, el deseo de descubrir lugares con encanto antiguo como las almazaras y los olivares históricos es cada vez más fuerte: éstos son apreciados respectivamente por el 70% y el 67% de los turistas, en mayor medida que en 2019 (+5% y +7%). Además, la combinación de AOVE y turismo se enriquece con nuevas facetas. Una de ellas está ligada a la experiencia: producir tu propio aceite -propuesta deseada por el 54% de los viajeros- puede ser una oportunidad para enriquecer la oferta, así como una palanca para atraer visitantes. La segunda tendencia está representada por el bienestar. En este sentido, el viaje para descubrir el aceite de oliva virgen extra y sus territorios se convierte en una oportunidad para regenerarse y encontrar un nuevo equilibrio, a través de estancias temáticas en SPAs o actividades artísticas en los olivares.
"El oleoturismo presenta posibilidades de expansión similares a las existentes para el vino", ha resaltado Roberta Garibaldi, profesora de Gestión Turística de la Universidad de Bérgamo y autora del informe, quien ha destacado las fortalezas de Italia como actor de referencia internacional en este área.
A su juicio, “como ya ha ocurrido con el vino, se están llevando a cabo grandes inversiones en el mundo del aceite por parte de las empresas que han entendido el potencial de crecimiento en términos turísticos. El límite lo representa el tamaño medio de las explotaciones olivareras, que se encuentran bajo presión por el aumento de los costes de producción combinado con la casi constante incertidumbre de la cosecha”.
Una contribución al aumento de la superficie de olivar en Italia proviene de la tendencia ecológica, que también representa un elemento para enriquecer y diversificar el potencial turístico del aceite, especialmente cuando se conecta con realidades tradicionales insertas en paisajes rurales con cultivos, molinos y caseríos. Además, se han propuesto eventos nacionales como "Camminata tra gli ulivi” y "Olio in cattedra", así como el "Ulivo Day" y "Frantoi Aperti", que actúan como captadores de demanda.
También se ha creado un portal temático (www.turismodellolio.com), impulsado por la Associazione Nazionale Città dell’Olio, que permite a las empresas individuales promocionar su oferta, pero, sin duda, un nuevo impulso al desarrollo del oleoturismo vendrá dado por la aprobación de los decretos de desarrollo de las “Directrices sobre los requisitos y estándares mínimos de calidad para el ejercicio de la actividad oleoturística".
