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¿Cómo serán las variedades del futuro?

¿Cómo serán las variedades del futuro?

Por Grupo UCOLIVO
Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba

Actualmente, la olivicultura tradicional convive con sistemas de cultivo más intensivos y tecnificados en los que la demanda de mano de obra se ve reducida. En ambos sistemas, el papel de las variedades de olivo ha sido clave para su manejo, productividad y distinción en los mercados.

En las últimas décadas, el desarrollo y expansión del olivar superintensivo ha sido arrollador debido a su rentabilidad y facilidad de manejo. Este sistema ha impulsado una revolución en la mejora del olivo para la obtención de nuevas variedades de bajo vigor, adaptadas al cultivo en seto. Así, mientras que hace 15 años era casi imposible imaginar un sector demandante de nuevas variedades, actualmente nombres como sikitita, sikitita-2 o sultana son una opción de cultivo sólida y atractiva para los productores. En el programa de mejora de olivo de la Universidad de Córdoba, las nuevas variedades para el olivar superintensivo han sido seleccionadas por su elevado rendimiento graso -superior a arbequina y arbosana- y productividad, pero también por su bajo vigor, con el objetivo de minimizar las necesidades de poda, y así facilitar el manejo de la plantación.

Desde el Grupo UCOLIVO de la Universidad de Córdoba consideramos que las variedades del futuro deben ser productivas, pero también constituir una pieza fundamental para garantizar la rentabilidad y sostenibilidad del sistema. El primer reto para el desarrollo de las nuevas variedades deberá ser la eficiencia en el uso de un recurso clave como es el agua. Igualmente, la resistencia a enfermedades es esencial en un contexto de recortes progresivos del uso de pesticidas. Por tanto, las nuevas variedades de olivo deben jugar un papel clave en la reducción de insumos, contribuyendo de forma decisiva al aumento de la rentabilidad del olivar y su sostenibilidad.

Por último, pero igualmente importante, las variedades del futuro deben destacar por su diversidad. Los consumidores demandan progresivamente aceites con características variadas para poder elegir. Perfiles sensoriales distintos, atractivos, pero también saludables gracias a sus perfiles concretos de ácidos grasos y fenoles, que refuercen la estabilidad y el carácter del AOV como alimento saludable y pilar fundamental de la Dieta Mediterránea.

Las variedades de olivo del futuro deben enraizar en un medio que garantice la conservación, caracterización y cultivo de las variedades tradicionales ya que, sin ellas, la mejora genética no sería posible. En definitiva, las nuevas variedades de olivo deberán ser capaces de responder a los retos y oportunidades que plantea el futuro, contribuyendo de manera crucial a la rentabilidad, sostenibilidad y adaptación al cambio climático del sector oleícola.