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La evolución de las tecnologías de comunicación: una oportunidad única para el sector oleícola

La evolución de las tecnologías de comunicación: una oportunidad única para el sector oleícola

Por Juliette Cayol e Irene Lucini Serrano de Haro
Departamento de Traducción y Comunicación del Consejo Oleícola International (COI)

Si imaginamos el sector del aceite de oliva en 2050, lo que probablemente más habrá cambiado no serán ni las técnicas de cultivo de los olivos ni la maquinaria de elaboración del aceite, sino los métodos de transmisión de la información sobre los productos del olivo. El desarrollo de la tecnología avanza a pasos de gigante. Si observamos el progreso de los últimos años, cabe esperar que para 2050 vivamos en una realidad digital increíblemente modernizada en comparación con el año 2023.

La comunicación sobre el aceite de oliva y el olivar probablemente cuente con una dimensión inmersiva sin precedentes. La realidad aumentada y la realidad virtual permitirán viajar en cuestión de milisegundos a almazaras en cualquier parte del planeta. Desde la comodidad del sofá, los consumidores podrán informarse acerca de los productos y ver con sus propios ojos cómo se cultivan los olivos, gracias a la comunicación holográfica, contenido en 3D o videos interactivos.

Si damos por hecho que la tecnología de interfaz cerebro-ordenador también va a progresar estrepitosamente -lo cual no parece arriesgado si tenemos en cuenta que una conocida marca de smartphones está a punto de lanzar al mercado sus gafas de realidad mixta-, podemos esperar que la comunicación del sector oleícola también dé un paso más allá y se vuelva sensorial. Los usuarios podrán sumergirse en almazaras y oler el fruto del olivo, sentir la temperatura del campo y probar virtualmente los productos a través de la mente antes de comprarlos. En un entorno completamente inmersivo y virtual, podrán explorar los productos y las tiendas de una manera similar a la experiencia física.

Las empresas podrán dirigirse de forma mucho más personalizada a los consumidores y proporcionarles información y recomendaciones individuales. Usarán asistentes virtuales y chatbots que serán, gracias la recopilación masiva de datos y a los avances de la Inteligencia Artificial, más sofisticados y capaces de comprender y responder de manera más natural a las conversaciones. Ofrecerán información detallada sobre los productos oleícolas, responderán de manera inmediata a las preguntas de los consumidores y les ayudarán, adaptándose a los momentos y lugares en los que estén más receptivos a los mensajes sobre el aceite de oliva, a elegir el producto que mejor encaje con sus gustos, sus necesidades y sus preferencias.

En 2050, las empresas podrán recurrir a unos influencers virtuales generados por ordenador y programarles para promover el aceite de oliva y comunicar los beneficios y usos del producto de manera atractiva. Fomentarán la participación de los consumidores en la creación de contenido relacionado con el aceite de oliva -podrán compartir recetas, consejos de cocina y reseñas, lo que ayudará a construir una comunidad en torno al producto- y comercializarán sus productos a través de distintas plataformas e interfaces digitales. La traducción automática y la interpretación en tiempo real serán cada vez más precisas, lo que facilitará la comunicación global y la superación de las barreras lingüísticas.

La tecnología blockchain permitirá acceder a toda la información acerca de la producción, la cadena de suministro y el respeto de prácticas sostenibles y éticas en la producción y en la distribución del producto, además de contarnos las historias detrás de las comunidades agrícolas de forma transparente y verificable. Sin embargo, las estrategias actuales de B2C (Business to Consumer) irán dando paso al P2C (Product to Consumer).

Estas nuevas formas de comunicación son las que podrían revolucionar este sector, porque seremos capaces, por fin, de dar a entender a los consumidores que el aceite de oliva es un producto único. Único por su sabor y su bondad, por su composición y sus infinitas ventajas para la salud, y único también para el medio ambiente por ser el olivar un sumidero de CO2.