Con casi 600.000 hectáreas de olivar y campañas medias superiores a 400.000 toneladas, Jaén es sin lugar a dudas la mayor referencia internacional del sector del aceite de oliva, tanto en términos de superficie como de producción. Sin embargo, la provincia de Jaén ostenta menos del 2% del olivar ecológico del planeta y una cota inferior al 1% del olivar en seto del mundo, mientras que los datos globales en ambos casos alcanzan el 8,5 y 9%, respectivamente. Por ello, comparativamente hablando, se podría afirmar que evoluciona de una forma más ralentizada que la olivicultura internacional.
Algo que contrasta con el hecho de que Jaén, con el 5% de superficie de olivar del mundo, es capaz de generar el 12% de aceituna y el 20% del aceite de oliva que se consume en el planeta, lo que demuestra que los olivos jiennenses son cuatro veces más productivos que la media de los del resto del mundo. Además de una ventaja competitiva, esta circunstancia supone un freno, habida cuenta de que sólo se mejora a partir de situaciones de crisis y necesidad.
El 25% de la población activa a nivel mundial desempeña su función en el sector primario, mientras que en la UE dicho porcentaje es tan sólo del 6% y en España, del 5%. Para 2050 se prevé que dichas cifras sean del 2,5 y el 3%, respectivamente, por lo que a largo plazo existirá una limitación en la disponibilidad de mano de obra para explotar la superficie mencionada y obtener las producciones a las que estamos acostumbrados.
En las próximas décadas, Jaén incrementará de forma gradual su posición de indiscutible liderazgo a un ritmo que se verá refrendado por su experiencia y conocimiento del sector, un aspecto en el que la contribución de la Universidad de Jaén (UJA) se antoja decisiva. Un crecimiento basado en dos pilares fundamentales: la trasformación de sus plantaciones en olivares más mecanizados y eficientes, cuya mayor generación de renta ayudará a vertebrar las zonas rurales y su tejido industrial; y la producción de aceites singulares, diferenciados y ricos en matices, procedentes de ese reservorio varietal, que contribuirá al mantenimiento de la población y de la olivicultura tradicional de la provincia. Todo ello se verá completado con la necesaria transformación de sus más de 300 almazaras dotadas de la última tecnología, que pondrán de manifiesto esa posición de referencia cuantitativa con campañas medias de más de 700.000 t. de aceite de oliva y el rango cualitativo de sus AOVEs a nivel internacional, como ya sucede en la actualidad.
Por tanto, el sector jiennense de elaboración de aceite de oliva en 2050 será similar al actual y gozará de un protagonismo aún más acusado, aproximándose a la excelencia en términos de innovación, calidad, sostenibilidad, eficacia, eficiencia y uso responsable de los recursos, incluido el agua.
