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El olivar y el aceite de oliva en 2050: desafíos y oportunidades

El olivar y el aceite de oliva en 2050: desafíos y oportunidades

Por Lucía Matas
Directora comercial de Almazaras de la Subbética

El sector del olivar y la producción de aceite de oliva se enfrentan a una serie de importantes desafíos y oportunidades en las próximas décadas. En cuanto a la producción, se prevé que la demanda de aceite de oliva virgen extra siga creciendo en las próximas décadas, impulsada por su reconocido valor nutricional y sus beneficios para la salud. Sin embargo, el cambio climático y la variabilidad del clima podrían afectar negativamente a la producción de aceitunas, especialmente en las regiones mediterráneas -principales productoras-, agravándose en zonas de secano. Para mantener e incluso aumentar la producción, se antoja imprescindible adaptarse a estas condiciones cambiantes, por ejemplo mediante la adopción de prácticas agrícolas más sostenibles y resistentes al clima.

Los olivos desempeñan un papel importante en la captura de CO2. Cuando se aplican prácticas agrícolas adecuadas, el efecto sumidero de carbono (o secuestro de carbono) de los olivos a través de la biomasa y el suelo es mucho mayor que las emisiones de gases de efecto invernadero para una unidad de producción (un litro de aceite de oliva virgen), permitiendo negociar con la industria la compensación de emisiones y servir así como complemento financiero en lo relativo a la adaptación del olivar a las nuevas necesidades derivadas del cambio climático global. Además, los olivos pueden ayudar a prevenir la erosión del suelo, un importante problema ambiental en muchas regiones mediterráneas.

La economía circular ofrece una oportunidad para reducir el impacto ambiental del sector del aceite de oliva. Los residuos y subproductos del proceso de producción del aceite de oliva pueden ser valorizados y utilizados para generar energía o como materia prima para otros productos. Esto no sólo reduce la cantidad de residuos que deben ser eliminados, sino que también puede proporcionar una fuente adicional de ingresos para los productores.

Otro aspecto importante es el referido a la importancia de las plantaciones tradicionales de olivos, que han demostrado ser resilientes a lo largo de los siglos, adaptándose en la Cuenca Mediterránea a una variedad de condiciones climáticas y de suelo. Sin embargo, la supervivencia de estas plantaciones puede verse amenazada por varios factores y no podemos olvidar que se trata de nuestro patrimonio paisajístico.

Uno de esos factores es el cambio climático, que puede alterar las condiciones ambientales a las que están adaptados los olivos, lo que podría afectar a la salud y productividad de los árboles, así como a la calidad del aceite de oliva obtenido. Otro desafío es la competencia con las modernas plantaciones de olivar, más intensivas y que ofrecen rendimientos más altos. Sin embargo, estas plantaciones también pueden ser más vulnerables a las enfermedades y plagas, y tener un mayor impacto ambiental.

Existen motivos que invitan al optimismo acerca de la supervivencia de las plantaciones de olivar tradicional. Ahí está el creciente reconocimiento del valor cultural y ambiental de estos olivares, prestando mayor atención a su papel en la captura de carbono y la prevención de la erosión del suelo, siendo su masa media y su longevidad mucho mayor, lo que permite crear ecosistemas más complejos y fuertes en el subsuelo y, por tanto, más importantes en la regeneración del terreno y la diversidad de hongos, micelios, plantas e insectos, base para el desarrollo de otras formas animales y vegetales más complejas a su alrededor.

Para Almazaras de la Subbética, el olivar es el patrimonio más valioso. No sólo es una fuente de riqueza económica para los socios, sino también un legado cultural y medioambiental que debemos preservar para las generaciones futuras. Nuestros proyectos responden a un claro compromiso social y medioambiental, al tiempo que muestran el enorme valor que la empresa concede al patrimonio natural y cultural. Es el caso de “Apadrina un olivo”, que, mediante el apadrinamiento de los olivos situados en las fincas donde se producen algunos de los mejores AOVEs del mundo en las últimas campañas, intenta inculcar en las personas un mayor conocimiento acerca de este árbol milenario, de sus necesidades y cuidados; además de poder seguir y disfrutar del resultado de la molturación de sus frutos.

Otra iniciativa interesante es “Botellas con Alma”, que involucra a los socios de la cooperativa en aras de aportar valor añadido a la sociedad, donando parte de la venta de las botellas de AOVE Premium a asociaciones sin ánimo de lucro y financiando parte de sus proyectos -como “Sonrisas sin Cáncer”, para la investigación del cáncer infantil-. Este proyecto solidario también invita a los niños de los colegios adheridos a que diseñen y pinten las etiquetas que después portará cada botella bajo la temática de “el olivar, el aceite, la solidaridad y la familia”.

Por último, “Un nacimiento, un olivo” es un proyecto que nació hace tres años y que consiste en plantar un olivo de la variedad picuda por cada nacimiento de un hijo de un socio de la Cooperativa. De ese modo conseguimos enlazar la vida del niño con la cultura del olivar, además de ayudar a preservar esta variedad autóctona.