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Formación en el sector oleícola en 2050

Formación en el sector oleícola en 2050

Por Mª Paz Aguilera
Técnica Especialista en el Área de Agroindustria y Calidad Alimentaria del centro IFAPA Venta del Llano

En 2050 concibo un sector oleícola formado en todos los sentidos, desde el olivar hasta la almazara, pasando por la distribución y el propio consumidor. Las explotaciones olivareras estarán inmersas en un entorno digital, lo que sin duda implicará una tecnificación de su personal, que se verá favorecido por el relevo generacional que se está produciendo. La Agricultura de Precisión apoyada por sistemas de teledetección, la utilización de sensores, drones y la aplicación de la Inteligencia Artificial permitirá predecir cosechas, determinar el momento óptimo de recolección, optimizar y adaptar de forma individualizada la fertilización, el riego y los tratamientos fitosanitarios, siempre con el objetivo de la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente. La formación en este ámbito conllevará el manejo de drones, el empleo de sistemas telemáticos y de sensores, así como la interpretación de modelos predictivos, muy distinta de la que se lleva a cabo en la actualidad.

En el caso de los maestros, maestras, operarios y operarias de almazaras, se llevará a cabo una auténtica revolución tecnológica que implicará una adaptación del perfil profesional. La introducción de nuevas tecnologías en el proceso de extracción hará necesaria una formación específica en cuanto a su regulación y optimización. En un entorno totalmente digitalizado y basado en sistemas inteligentes, los profesionales de la almazara requerirán de una formación específica como el empleo de equipos interconectados que podrán tomar decisiones en base a consignas previamente establecidas, conocimientos avanzados de sensorización o empleo de gemelos virtuales para simular y ajustar las condiciones del proceso para la obtención de aceites de oliva vírgenes extras a la carta. Asimismo, resultarán indispensables los conocimientos sobre aspectos relacionados con la gestión y aprovechamiento de los subproductos, tales como la obtención de energía eléctrica, hidrógeno y enmiendas orgánicas (compost y biochar), así como la extracción de compuestos de alto valor añadido, siempre con el horizonte de la economía circular.

Finalmente, atisbo una profunda transformación de los formadores y formadoras, que se tendrán que reinventar para situarse a la vanguardia de los recursos que existan en ese horizonte de 2050. Los imagino apoyándose en simuladores donde poder testar diferentes condiciones de extracción adaptadas a la variedad molturada y que permitan diseñar el virgen extra que se quiere obtener, desde el árbol hasta la botella. Utilizando sistemas de realidad aumentada que posibiliten viajar por el interior de las máquinas o depósitos y llevar a cabo reparaciones virtuales, así como sistemas de gamificación que permitan al alumno aprender a cómo regular el proceso de extracción, el empleo de gemelos virtuales y sistemas inteligentes.

En definitiva, la implantación de nuevos conocimientos y nuevas técnicas de aprendizaje permitirán al sector aplicar nuevas tecnologías, siempre desde el respeto al medio ambiente y de forma totalmente sostenible.