Durante el encuentro, que se enmarca en las iniciativas de la Giornata Nazionale del Made in Italy, la presidenta del grupo de aceite de oliva de Assitol, Anna Cane, resaltó que “este alimento extraordinario ha conquistado las mesas de los italianos y del público internacional. Mucho se debe a la difusión de la Dieta Mediterránea, pero las grandes marcas italianas iniciaron este camino y a finales del siglo XIX comenzaron una historia de valentía que continúa hasta nuestros días".
Hoy en día, según se detalló en la conferencia, este sector emplea a unas 15.000 personas y alcanzó una facturación de más de 4.000 millones de euros en 2023. “Las empresas oleícolas deben mucho a los numerosos profesionales altamente cualificados que emplean. El Made in Italy no es un simple concepto geográfico, sino cultural, compuesto de genio creativo, cultura del trabajo y seguridad alimentaria", señaló Cane, al tiempo que precisó que las empresas han promovido el conocimiento del producto haciendo crecer la cultura del aceite de oliva en los países no productores. "Basta pensar en las escuelas de cocina en el extranjero, que han formado a numerosos admiradores del aceite y del Made in Italy", añadió.
Para Brunella Saccone, directora de la Oficina Agroalimentaria de la Agencia ICE, el escenario internacional todavía ofrece muchas oportunidades de crecimiento por explorar. “Sin una promoción adecuada, el aceite de oliva nunca habría ganado su peso actual en las exportaciones. Aún queda mucho por hacer y el ICE, consciente del potencial aún no expresado de este sector, ya ha puesto en marcha numerosos proyectos para valorizar al máximo los alimentos Made in Italy", aseguró.
Según los datos de esta entidad, Europa es el primer mercado para la exportación del aceite de oliva italiano, con el 75% del comercio exterior, seguida de América del Norte y Asia oriental y central. En Europa, Alemania es el primer mercado para esta industria, seguida de Francia, Reino Unido y España. A nivel mundial, EEUU es el mayor comprador de aceite de oliva y representa el segundo consumidor de aceite del mundo con 375.000 toneladas, mientras que en 2030 podría incluso superar a Italia. “EEUU es un caso ejemplar -subrayó Saccone- porque incluso utilizan una declaración de propiedades saludables para indicar que este producto es una alternativa cardiosaludable a las grasas de origen animal”.
En este sentido, en la conferencia se puso de manifiesto que es precisamente el valor nutricional y saludable del aceite de oliva lo que podría suponer el mejor motor de desarrollo en los próximos años. “La nueva pandemia se llama obesidad. Hoy en día el 60% de los europeos tiene sobrepeso y el 50% del problema depende de la nutrición diaria, por lo que el aceite de oliva puede contribuir decisivamente en esta batalla", consideró Elisabetta Bernardi, experta en ciencias de la salud, quien apuntó que la ciencia certifica que los beneficios del aceite de oliva virgen extra "son mucho más relevantes de lo que creemos".
"Por todos son conocidos los efectos positivos sobre el corazón y el sistema cardiovascular, pero este superalimento de la Dieta Mediterránea también actúa positivamente sobre otros órganos esenciales para nuestra salud: contrarresta la inflamación de las arterias; ayuda a la salud cognitiva, por lo tanto al cerebro; funciona como un prebiótico y antibacteriano en el microbioma intestinal; y ayuda a reducir el azúcar en sangre. Estos magníficos efectos en nuestro organismo son la confirmación de que el aceite está ligado a un determinado estilo de vida e influye en nuestro bienestar”. Por este motivo, Bernardi recomienda cuatro raciones de este alimento al día.
No obstante, en la conferencia se constató que este "tesoro industrial, económico y sanitario ve más que una nube en el horizonte, ya que la sequía que azota a los países del Mediterráneo durante los dos últimos años ha provocado una importante caída de la producción, lo que ha provocado un aumento de costes y precios en el mercado. El aumento del precio de la energía y las tensiones internacionales han empeorado aún más el escenario económico general".
Cane consideró necesaria una estrategia entre la industria, la cadena de suministro y las instituciones. "¿Cómo podemos salvaguardar también en el futuro de este patrimonio que contribuye a la salud del Made in Italy y de los italianos?”, afirmó Cane, quien abogó por comunicar eficazmente el valor de este producto con una campaña de educación alimentaria. "El aceite de oliva es verdaderamente una inversión en nuestra salud y su consumo permite ahorrar costes sanitarios en el futuro. Hay que dejar claro que cuesta algo más porque vale más", afirmó. Por este motivo, propuso a los ministerios de Empresa, Sanidad, Agricultura y Educación colaborar para el lanzamiento de iniciativas de difusión sobre las bondades del aceite de oliva virgen extra.
En la misma línea se manifestó Brunella Saccone, del ICE, quien remarcó que “el aceite de oliva es un embajador de Italia en el mundo, por ello prestamos gran atención a este producto, organizando showcookings, seminarios y degustaciones, con el objetivo de generar un conocimiento cada vez mayor del mismo. Cuanto más sabes sobre él, más lo consumes. Tenemos la intención de seguir participando en actividades educativas porque somos conscientes de que nuestras exportaciones, que ya son fuertes, pueden expandirse aún más".
Además de su promoción, en Italia y en el extranjero, la experta Elisabetta Bernardi recomendó aumentar las oportunidades de consumo. “Además de en el almuerzo y la cena, el aceite de oliva también puede encontrar espacio en el desayuno", indicó.
