La precipitación media de noviembre en Andalucía alcanza unos 70 mm., frente a unos 61 mm. históricos, lo que supone aproximadamente un 16% más de lluvia. Sin embargo, la distribución espacial es desigual: noviembre está siendo más húmedo de lo normal en el valle del Guadalquivir y franja atlántica (Córdoba, Sevilla, Huelva, en menor medida Cádiz y Jaén), mientras que en la vertiente mediterránea y zonas orientales (Almería, Málaga y, prácticamente, Granada) las precipitaciones del mes se sitúan en torno o por debajo de sus medias, según la RAIF.
Si se tiene en cuenta lo transcurrido del año agrícola 2025-2026 (septiembre-noviembre), el ecoclimatograma indica que, aunque noviembre ha aportado lluvia, el trimestre sigue siendo más cálido y algo más seco que lo normal. La temperatura media de septiembre a noviembre en Andalucía ronda 19,1 °C, frente a unos 17,4 °C históricos (alrededor de +1,7 °C). La precipitación acumulada en este periodo es de aproximadamente 123 mm., frente a unos 146 mm. de la serie histórica, es decir, unos 20-25 mm menos de lluvia acumulada.
"En resumen, se trata de un otoño térmicamente suave, con lluvias de noviembre importantes, pero que no compensan del todo el déficit acumulado al inicio del año agrícola", añade.
Implicaciones en el olivar
Según la RAIF, las temperaturas suaves y la ausencia de irrupciones frías marcadas pueden prolongar la actividad de la mosca del olivo (Bactrocera oleae), sobre todo en zonas donde todavía queda fruto por recoger. Aunque los episodios de lluvia pueden reducir puntualmente el vuelo, el ambiente templado y húmedo favorece la supervivencia de adultos y la maduración de pupas, "por lo que se mantiene cierto riesgo de ataques tardíos que pueden afectar a la calidad del aceite (incremento de acidez, defectos organolépticos) si se retrasa la recolección en parcelas con altas poblaciones".
Asimismo, considera que las lluvias otoñales con temperaturas medias suaves son muy favorables para el repilo del olivo (Spilocaea oleaginea), especialmente en olivares densos, poco aireados o con antecedentes de la enfermedad. A su juicio, se incrementa el riesgo de infecciones en hoja joven, que pueden traducirse en defoliaciones importantes a finales de invierno o primavera si no se gestiona adecuadamente. En ambientes muy húmedos y con variedades sensibles, cree que hay que tener también presente la antracnosis del olivo (Colletotrichum spp.), que afecta directamente a fruto próximo a maduración.
En este contexto, la RAIF explica que conviene vigilar los índices y muestreos de mosca, priorizar la recolección temprana en parcelas con altos niveles de picada y antecedentes de problemas de calidad, y planificar las actuaciones frente a repilo de acuerdo con las recomendaciones de Gestión Integrada, valorando el historial de la parcela y el pronóstico de nuevas lluvias. En suelos pesados, las precipitaciones repetidas también aumentan el riesgo de asfixia radicular y problemas en el sistema radicular, por lo que, en su opinión, habría que cuidar el tránsito de maquinaria para evitar compactación y daños estructurales.