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Hacia un futuro saludable

Hacia un futuro saludable

Por José J. Gaforio
Catedrático del Instituto Universitario de Investigación en Olivar y Aceites de Oliva de la Universidad de Jaén

Me solicitan que atisbe las innovaciones relacionadas con la salud y el sector oleícola que podremos disfrutar en el año 2050. Vaticinar lo que ocurrirá dentro de 27 años es un ejercicio arriesgado, pues los cambios se suceden a tal velocidad en estos tiempos que difícilmente somos capaces de predecir lo que ocurrirá en unos meses. Para acometer este encargo, ineludiblemente tenemos que partir del conocimiento acumulado sobre los efectos saludables del jugo de la aceituna, de las propiedades individuales que hoy sabemos que tienen algunos de sus componentes, de las patologías que en los próximos años afectarán a la población y, con todo ello, vislumbrar el futuro. Empecemos por esto último.

Todos los estudios demográficos nos advierten del imparable envejecimiento de la población y del reto que ello supone. Una de sus consecuencias será el aumento de la prevalencia de enfermedades crónicas, al que habrá que dar respuesta. Enfermedades cardiovasculares, determinados tipos de cáncer y enfermedad de Alzheimer, entre otras, son patologías que aumentan su frecuencia con la edad. Por ello, es en el terreno de la prevención donde tenemos que redoblar nuestros esfuerzos.

No es posible mantener un estado de salud aceptable sin una alimentación adecuada, siendo esta una herramienta ineludible cuando hablamos de prevención. Por ello, la dieta tendrá un papel central en la medicina personalizada que veremos en 2050. En este contexto, el jugo de la aceituna, alimento con un sólido aval científico de su potencial saludable, será específicamente recomendado en las guías alimentarias de la mayoría de los países como grasa saludable que, además del ácido oleico, aporta a nuestro organismo un número importante de otros compuestos (como los fenólicos), con efectos potencialmente útiles en la prevención de diferentes patologías. Dada la importancia de estos compuestos, los aceites de oliva vírgenes se catalogarán según la concentración de alguno/s de ellos y esto servirá para su recomendación individual frente a diferentes patologías. La importancia de este hecho se ve reforzada si tenemos en consideración que ninguna otra grasa comestible posee dichos compuestos. En base a numerosos estudios previamente realizados que ponen de relieve las interesantes propiedades de estos compuestos, podemos especular con que algunos de ellos se utilizarán en el futuro como moléculas aisladas que integren fármacos prescritos frente a determinadas patologías.

He comentado anteriormente que la dieta debe ser parte importante en la estrategia que tiene como objetivo prevenir enfermedades crónicas. Mientras que la comunidad científica es pertinaz a la hora de divulgar esta idea, hoy existe una importante barrera que dificulta que la población pueda llevarla a cabo. Me refiero a lo que está siendo señalado por diferentes estudios que indican que las dietas saludables son más caras que las no saludables. Me parece que se trata de un grave problema al que urge poner remedio. Me gustaría pensar que en el año 2050 el jugo de aceituna y demás alimentos saludables tendrán un precio que permita que sean consumidos de forma preferente frente a los no saludables.