Se fue el verano como se van las cosas que más nos gustan, injustamente rápido. Ayer nos encontrábamos con los pies enterrados en la arena de la playa, encaramados en una hamaca con vistas a la montaña, leyendo a la sombra de un olivo... y hoy estamos revisando los 2.134 correos electrónicos que no se han olvidado de nosotros durante el mes de agosto. Así es, el tiempo es un tipo curioso, no espera a nadie.