Los diálogos de las películas nos marcan. “Siempre nos quedará París”, “Que la fuerza te acompañe” o “Le voy a hacer una oferta que no podrá rechazar” son sólo un ejemplo de palabras que nos acompañan durante nuestra vida como si se nos hubieran ocurrido a nosotros mismos. Bien es cierto que dependiendo de quién nos cuente algo nos cala más o menos.