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'Oleocant-inela'

"Oleocant-inela"

Editorial de Mercacei Semanal 1062

lunes 25 de septiembre de 2017, 12:05h

El oxígeno ha dejado de pertenecernos. Ya no es un bien común. Ahora, el ser humano debe racionarlo, medirlo, conservarlo y dar cuenta de su uso. Nadie sabe en qué momento dejó de ser un derecho nuestro para convertirse en algo con valor comercial, pero ahora el oxígeno se certifica, sus altos niveles se celebran e incluso te premian si sabes condurarlo. Esta historia, por supuesto ficticia, bien podría ser la trama de una nueva película apocalíptica protagonizada por Tom Cruise, pero la cosa cambia si sustituyes oxígeno por oleocanthal. De repente se vuelve real, y no por ello menos surrealista.

Tal y como lo define el investigador y profesor de Inmunología de la Universidad de Jaén (UJA) José Juan Gaforio, el oleocanthal es un compuesto fenólico presente de forma natural en los aceites de oliva vírgenes. Por si no se han percatado, repetiremos la clave de esta frase: presente de forma natural. Como el oxígeno en la atmósfera terrestre.

El oleocanthal se encuadra dentro de los denominados compuestos minoritarios, que en su conjunto representan aproximadamente el 2% de los AOVEs. Esto es así porque en este grupo se encuentran más de 200 compuestos, lo que quiere decir que cada uno de ellos está presente en cantidades muy pequeñas.

Como bien indica Gaforio, “no podemos asignarle el rango de patrón de lo saludable a ningún compuesto por sí solo, es más, lo que intuimos es que es la sinergia de todos estos compuestos minoritarios, junto con el perfil lipídico característico de los aceites de oliva vírgenes, lo que hace único a este zumo oleoso de la aceituna”. Es más, llega a plantear que priorizar al oleocanthal sobre el resto no se sostiene si consideramos los conocimientos científicos actuales. Tiene sentido.

Lo peor viene con el anuncio del AOVE como sustitutivo del ibuprofeno, una polémica que saltó a la palestra cuando Marca España lo comunicó abiertamente en Twitter y tuvo que rectificar a las pocas horas explicando que lamentaban que su mensaje hubiera “inducido al error”.

Los medios de comunicación no tardaron en hacerse eco de esta situación. En un artículo del diario El País se hacía la siguiente reflexión: “En la actualidad, para poder hacer cualquier alegación de salud sobre un alimento, debe validarse por al menos dos de los reglamentos europeos. En concreto se trata del RE 1924/2006 -relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos- y el RE 432/2012, una lista de declaraciones autorizadas de propiedades saludables de los alimentos, distintas de las relativas a la reducción del riesgo de enfermedad y el desarrollo y la salud de los niños. [...] En el caso del oleocanthal, no hay ni una sola consulta realizada”.

FACUA-Consumidores en Acción, por su parte, tampoco ha tardado en denunciar a varias marcas de AOVE por usar el argumento del oleocanthal para fomentar sus ventas.

Pero es que, además, existen unos premios a los contenidos más altos de oleocanthal. Con respecto a este asunto, sólo hay que prestar atención de nuevo a José Juan Gaforio: “Hay que tener mucho cuidado con el tema de la cantidad de oleocanthal, pues, muchos de estos compuestos -que poseen propiedades antioxidantes- tienen efectos negativos para nuestra salud cuando se administran en mayor cantidad y de forma aislada, es decir, independientemente del contexto natural en el que se encuentran formando parte de ciertos alimentos”.

Por lo visto, con el oxígeno no se puede hacer negocio, y no parece ser el único...

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