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El AOVE y la Dieta Mediterránea, los mejores aliados frente a las enfermedades cardiovasculares

El AOVE y la Dieta Mediterránea, los mejores aliados frente a las enfermedades cardiovasculares

Fernando López Segura
Internista en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, profesor asociado de la Facultad de Medicina de la UCO e investigador del Imibic

Actualmente, en los países civilizados la primera causa de enfermedad y muerte de la población son las enfermedades cardiovasculares, la arteriosclerosis y sus consecuencias: el infarto de miocardio y las enfermedades cerebro-vasculares (trombosis cerebral). Estas enfermedades se desarrollan en las personas cuando aparecen lo que llamamos los factores de riesgo cardiovascular: colesterol, diabetes, hipertensión, obesidad, oxidación molecular e inflamación arterial. Todos estos factores tienen sin duda un importante componente hereditario, puesto que los hijos de padres diabéticos, hipertensos con hipercolesterolemia u obesos tienen más probabilidades de padecer estas enfermedades que el resto de la población. Pero, junto a esta predisposición genética, están lo que llamamos factores ambientales, que suponen la otra mitad del riesgo: dieta -el más importante-, sedentarismo y tabaco.

La dieta actual de los países que llamamos occidentales o “civilizados”, entre los cuales nos encontramos, se basa en un elevado consumo de calorías, grasa animal (carnes, embutidos, mantequilla) y proteínas; y un bajo consumo de vegetales frescos, pescado y aceites monoinsaturados -oliva-. Ello, junto con el escaso ejercicio físico, es la causa fundamental de “la epidemia” de factores de riesgo cardiovascular y enfermedad o muertes de causa cardiaca y cerebral.

Desde los años 60 sabemos que existe un modelo de dieta tradicional en la Cuenca del Mediterráneo que se remonta 10.000 años atrás, y que las poblaciones que adoptaban este patrón alimentario tenían una bajísima incidencia de enfermedades cardiovasculares. Hablamos de la Dieta Mediterránea, basada fundamentalmente en el consumo de aceite de oliva virgen -como única grasa-, vegetales frescos, cereales, pescado y poca cantidad de productos animales (carne, embutidos). Actualmente disponemos de numerosos estudios que confirman esta evidencia: la dieta más sana que puede consumir el ser humano para prevenir o mejorar la arteriosclerosis es la Dieta Mediterránea con su protagonista fundamental, el aceite de oliva.

La mejor grasa para el hombre

Realmente, si exceptuamos al tabaco, hoy sabemos que el aceite de oliva -sobre todo el virgen- posee un efecto beneficioso sobre todos los demás factores de riesgo fundamentales. Así, se trata de la mejor grasa que puede consumir el hombre para mejorar el perfil de colesterol, ya que eleva el colesterol HDL -colesterol bueno o protector- y disminuye el colesterol LDL -el denominado colesterol malo-, un efecto que no consigue ninguna otra grasa.

Por otra parte, el aceite de oliva virgen previene y mejora la diabetes, al retrasar su aparición en las personas que están predispuestas genéticamente y disminuir las necesidades de insulina y otros fármacos antidiabéticos orales en las personas que ya padecen la enfermedad.

Asimismo, el aceite de oliva virgen desciende la tensión arterial -efecto hipotensor- tanto en personas hipertensas como en personas sanas; al tiempo que es uno de los alimentos con mayor capacidad antioxidante natural que se pueden consumir -junto al té y a una moderada cantidad de vino-.

Los estudios más recientes demuestran efectos beneficiosos del aceite de oliva virgen sobre otros factores fundamentales en la prevención de enfermedades cardiovasculares, por su efecto anticoagulante y antiagregante plaquetario. Es bien conocida la importancia de algunos fármacos como la aspirina y algunos alimentos como la grasa del pescado (Omega 3) al protegernos de la formación y crecimiento de los trombos (coágulos) en nuestras arterias; en definitiva, de la obstrucción aguda que tiene como consecuencia final la aparición del infarto de miocardio o la trombosis cerebral en las personas que ya padecen una arteriosclerosis previa. En los últimos años ha quedado demostrado cómo el consumo de aceite de oliva virgen tiene un efecto antiagregante y anticoagulante igual o superior a los O3.

Otros efectos beneficiosos

También disponemos de estudios muy esperanzadores que invitan a pensar que el consumo de aceite de oliva virgen tiene un efecto protector sobre el desarrollo de tumores, en particular el cáncer de mama.

En animales de experimentación se ha demostrado que el consumo de aceite de oliva virgen hace que los animales desarrollen nuevos tumores menos agresivos que cuando consumen otro tipo de grasas -poliinsaturadas, las de semillas, girasol y maíz-.

En otros aspectos tan interesantes como el envejecimiento y la calidad de vida en la tercera edad hay trabajos que apuntan a que las personas que a lo largo de su vida han seguido la Dieta Mediterránea con aceite de oliva llegan a este periodo con mejor salud global y mayores capacidades intelectuales.

Nuestro grupo de investigación trabaja desde hace 25 años sobre los efectos beneficiosos del aceite de oliva en la salud, siendo pionero en los estudios sobre coagulación, efecto antioxidante, endotelio vascular, síndrome metabólico y obesidad. Y en la actualidad está muy avanzado el estudio más amplio realizado hasta la fecha a nivel mundial comparando el efecto de la Dieta Mediterránea frente a la dieta baja en grasas que aconsejan los países anglosajones sobre la mortalidad o recaída de enfermedad en pacientes que ya han sufrido un infarto de miocardio. De ser favorables, los resultados de este estudio podrían confirmar que la Dieta Mediterránea es la más saludable para el ser humano, tanto para prevenir enfermedades como para su tratamiento.


Estudios PREDIMED y CORDIOPREV

En 2013 se publicó el estudio PREDIMED dirigido por el doctor Estruch, donde se demuestra que las personas con factores de riesgo cardiovascular desarrollan un 30% menos de accidentes cardiovasculares si siguen una Dieta Mediterránea con aceite de oliva y frutos secos.

Nuestro estudio CORDIOPREV, aunque interrumpido por la pandemia del COVID-19, ya ha arrojado resultados concluyentes sobre aspectos fundamentales, entre ellos la demostración de que el aceite de oliva virgen es capaz de poner en marcha todos los mecanismos de reparación del endotelio, el interior de nuestras arterias, donde se desarrollan los fenómenos inflamatorios y las trombosis; algo que no sucede cuando se sigue una dieta baja en grasas, tal y como aconsejan los países anglosajones.