La mayoría de los alimentos que compramos (salvo los productos a granel) vienen etiquetados. En las etiquetas se recoge información que está regulada por la reglamentación europea de información al consumidor, la cual no siempre es fácil de entender. Para ayudarnos en esa tarea, las investigadoras del grupo Nutrición y Obesidad, del Departamento de Farmacia y Ciencias de los Alimentos de la Universidad del País Vasco, Leixuri Aguirre López, María Arrizabalaga López, María del Puy Portillo Baquedano e Itziar Eseberri Barace, acaban de publicar "¿Sabemos lo que compramos? Guía práctica para entender el etiquetado de los alimentos" (Servicio Editorial de la UPV/EHU).
La guía proporciona nociones básicas sobre aquella información obligatoria que debe aparecer en el etiquetado, como, por ejemplo, aquella que ayude a diferenciar la “fecha de caducidad” y el “consumo preferente”, o la importancia de una correcta interpretación de la disposición de los ingredientes en la “lista de ingredientes”.
Por otro lado, explica de una forma sencilla y práctica el significado y regulación de las declaraciones nutricionales y de salud que los productores pueden incluir en sus productos de forma opcional. “La legislación existente en esta materia puede ser difícil de entender, con esta guía pretendemos facilitar a cualquier persona su comprensión con explicaciones y ejemplos prácticos para que, en adelante, podamos escoger aquellos productos que se ajusten mejor a nuestras necesidades y expectativas”, ha explicado la profesora María del Puy Portillo, que, como las doctoras Aguirre y Eseberri, es también miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) en su área de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición, centro dependiente del Instituto de Salud Carlos III, así como del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba.
Además, el libro expone algunos ejemplos de productos en los que las estrategias o “ganchos” de la industria alimentaria, pueden crear confusión en el consumidor a la hora de elegirlos. Dos son las preguntas, según han precisado las investigadoras, que debemos plantearnos: ¿Realmente es ese producto el que necesitamos o queremos consumir? y ¿Somos plenamente conscientes de nuestra elección?.
