Una vez finalizada la molturación, la cifra de producción de la campaña actual se sitúa en 273.000 toneladas, un 25% menos que en la temporada anterior. Según Ismea, un condicionante de la cosecha fue sobre todo la alternancia entre regiones, ya que mientras Apulia, Calabria y Sicilia registraron descensos en la producción del 45%, el 36% y el 5%, respectivamente, en el centro-norte del país las previsiones bastante optimistas de principios de otoño se confirmaron con el doble de producción en Toscana, +82% en Umbría, +58% en Lazio y el triple en Liguria.
Tras la ralentización registrada en 2020, las importaciones también se han recuperado para compensar la escasez de materia prima italiana. Así, en los primeros tres meses de 2021, Italia aumentó sus compras de aceite de oliva un 16%, que en valor se incrementaron más del 43% debido al aumento de los precios internacionales.
En el lado positivo de la balanza comercial, por otro lado, se observa una reducción neta de los volúmenes exportados respecto al mismo trimestre del año pasado (-6,4%) frente al descenso en valor del 1%. Por tanto, el saldo de la balanza comercial vuelve a ser negativo tras el cierre de 2020 con un superávit de 97 millones de euros, una situación bastante anómala para el sector, según el Ismea, que precisa que en los últimos 20 años el saldo positivo se ha registrado solo cinco veces.
En general, el índice de confianza para el primer trimestre de 2021, en el que los operadores se muestran expectantes respecto a los próximos meses, vuelve a situarse en terreno positivo y con un valor absoluto entre los mejores de los últimos años. Sin duda, según este organismo, las expectativas de crecimiento de los pedidos impulsaron cierto optimismo, también de cara a la reapertura del canal Horeca.