El olivar forma parte de nuestra cultura desde el origen de las primeras civilizaciones mediterráneas y ha estado presente tanto en nuestra mitología como en nuestra vida desde hace milenios. Aún así, y siendo uno de los alimentos más antiguos que conoce la humanidad, este producto ha protagonizado en los últimos 20 años una autentica revolución.
Pero toda revolución requiere de comunicación para poder ser conocida. Hoy en día, cada vez que este producto llega a un nuevo país lo hace acompañado de toda esa historia milenaria propia de la cultura mediterránea. Desde nuestra especialidad, que es el packaging, llamamos al envase “el vendedor silencioso”. En primera instancia sirve como contenedor y protector del producto, pero para nosotros es la principal herramienta para comunicarnos con el consumidor y poder contarle todos estos valores propios del producto y que nuestros clientes nos transmiten.
Construir nuestros diseños a través de estas historias nos permite dotar a los productos de un valor emocional muy importante para conectar a las marcas con sus consumidores. Con el AOVE tenemos muchas cosas que contar. El aceite de oliva es “Gastronomía”, “Salud”, “Medio Ambiente”, “Patrimonio”…
Desde nuestra experiencia hemos visto como estos AOVEs Premium, acompañados de un buen packaging y un buen storytelling se convierten en los mejores embajadores de la cultura del olivo. Los consumidores que prueban estos AOVEs no solo se quedan en disfrutar de sus cualidades organolépticas sino que sienten la curiosidad de ir más allá y conocer cómo se ha elaborado este producto, de dónde procede, cuál es su historia… Todo esto, acompañado de los nuevos servicios de oleotursimo que el sector ha incorporado en los últimos años, lleva a una mayor difusión de la cultura del olivar que, a día de hoy, es conocida en países tan lejanos como Japón, China o India, por poner algunos ejemplos.
Por otra parte, utilizar este recurso en los diseños no solo ayuda a difundir la cultura del olivo al resto del mundo, sino que además es beneficioso para nuestro producto desde el punto de vista comercial. Vivimos en un mundo globalizado, dentro de un entorno complejo y extremadamente competitivo lleno de estímulos visuales que hacen que tomar una decisión de compra sea cada vez más complicada y confusa para el consumidor. En este sentido, el packaging se hace ahora más necesario que nunca. Es ya una evidencia que la pandemia ha influido directamente en el crecimiento de las ventas por Internet. El producto pasa ahora a venderse directamente a través de una imagen y el consumidor conoce lo que compra a través de las imágenes e historias que le llegan por las redes. Además, en muchos casos, el primer contacto que tiene con el producto es precisamente a través de esas imágenes. Son miles los productos que nos llegan a diario a través de nuestras pantallas y cada vez se hace más necesario diferenciarse, por lo que aportar a los productos valores únicos relacionados con el origen, su cultura y su patrimonio nos permite personalizarlos y sobre todo diferenciarlos del resto.
En resumen, la cultura del olivar no solo son valores que debemos difundir y dar a conocer al resto del mundo, sino que además es beneficioso usarlos como estrategia comercial ya que van a dotar de una identidad a nuestros aceites que difícilmente otras grasas podrán imitar.
