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Rejuvenecer el elixir de la eterna juventud

Rejuvenecer el elixir de la eterna juventud

José Manuel Bajo Prados
Secretario Ejecutivo de la Sectorial Nacional del AOV con DO. Secretario General del CRDO Baena

Según la RAE, Cultura, en su segunda acepción, es el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.

Desde hace ya varias décadas venimos insistiendo en la necesidad de hacer llegar la cultura milenaria en torno al aceite oliva a toda la sociedad, para así hacerla partícipe de esta maravilla que el ser humano ha descubierto en la naturaleza, y garantizar con ello no solo el futuro de quienes nos dedicamos a este producto, sino también para mejorar la calidad de vida de quienes lo consumen.
Queremos y debemos globalizar el consumo de aceite oliva, desconocido en matices y diferencias por la práctica totalidad de los pobladores del mundo y, por tanto, un producto nuevo para ellos; una gran ayuda para conseguirlo es, sin duda, difundir su cultura. Debemos tener en cuenta que la velocidad de crucero de los cambios sociales, avances científicos, hábitos de consumo y comunicación, moda, etc., ha aumentado de forma exponencial en tan sólo una generación y, previsiblemente, lo hará a mayor ritmo en la siguiente década.

Lo que ayer nos parecían novedades tecnológicas asombrosas, hoy solo ocupan un lugar en algún museo para nostálgicos.

Sin duda, debemos continuar trasladando a nuestros consumidores actuales, aquí en los países mediterráneos, el carácter tradicional de nuestro oro líquido, que forma parte de nuestras raíces. Además, debemos ondear sin pudor la bandera de sus cualidades saludables, investigando más sobre ello e incorporando los avances a nuestro mensaje.

Sin embargo, no debemos perder de vista a quienes nacieron conectados a Internet, que perciben el mundo a través de sistemas de información rapidísimos y están bombardeados permanentemente por una publicidad que busca un consumo impulsivo e instantáneo. Para ellos, en la era digital, los cambios se producen a la velocidad de la luz, las modas son fugaces y lo tradicional se percibe, muy a menudo, como arcaico.

La cultura del aceite de oliva debe estar viva, en continua evolución, y los cambios han de incorporarse para que los que hoy son jóvenes o tan solo unos niños, la sientan cercana y no algo del pasado, vintage.

Los cambios en la sociedad, en el tamaño de las unidades de consumo, en las familias, en la gastronomía, en los modos de vida, en el medio ambiente… forman parte de esa nueva cultura del aceite de oliva y han de ser incorporados al mensaje.

Tengo la impresión de que estamos mirando hacia un horizonte demasiado próximo, comunicando la cultura en torno al aceite de oliva únicamente de la forma tradicional, mirando al pasado y no actualizando el enfoque hacia nuestros consumidores futuros más próximos, aquellos a los que hoy llamamos millennials. Este paso será una magnífica oportunidad para hacer atractivo un producto para ellos desconocido y aportarle el justo valor que tiene.

Sin duda, debemos rejuvenecer la cultura del elixir de la eterna juventud, e incorporar esas nuevas formas de vida que con aceite de oliva, sin duda, serán mejores.