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Las indemnizaciones al olivar por los siniestros de 2021 aumentaron un 219%

Las indemnizaciones al olivar por los siniestros de 2021 aumentaron un 219%

jueves 13 de enero de 2022, 12:30h

Las indemnizaciones de Agroseguro a los agricultores asegurados por los siniestros producidos durante el año 2021 superaron los 722 millones de euros, un 23% más que el año anterior. En el caso del olivar, se situaron en 16,6 millones de euros, frente a los 5,2 millones de 2020, lo que supone un incremento del 219%.

La entidad aseguradora ha explicado que este incremento se explica por la reiteración y gravedad de los fenómenos meteorológicos adversos durante 2021. El campo español ha sufrido los efectos de extremas heladas y nevadas durante el invierno y el comienzo de la primavera, a las que sucedieron durante los siguientes meses intensas borrascas cargadas de viento y lluvia, tormentas de pedrisco, inundaciones y olas de calor. Además, durante agosto y septiembre se produjeron dos depresiones aisladas en niveles altos (DANA) que causaron graves daños por su amplia extensión geográfica, afectando a una decena de Comunidades Autónomas al mismo tiempo.

Como resultado, a nivel general, 2021 se cerró con la segunda cifra más alta de indemnización en los 42 años de historia del seguro agrario, solo superada por el año 2012, en el que, además de otros riesgos, se vivió una grave sequía –probablemente, el de mayor potencial de daños–. Por tanto, según Agroseguro, la cifra alcanzada en 2021 resulta especialmente reseñable, ya que se ha registrado en un año con poca incidencia de daños por sequía.

El caso del olivar y por Comunidades Autónomas las indemnizaciones ascendieron a 9,33 millones de euros en Andalucía, a 3,57 millones de euros en Castilla-La Mancha, a 2 millones de euros a Extremadura, a 450.000 euros en Cataluña y a 300.000 euros en Madrid. En total, se han declarado siniestros cuya superficie alcanza las 57.672 hectáreas.


Adversidades por meses

Según el informe de Agroseguro, en enero la enorme cantidad de nieve caída, junto con el extremo descenso térmico provocado por la borrasca Filomena, afectó a numerosas explotaciones olivareras situadas en Castilla-La Mancha, Cataluña y Comunidad de Madrid. Al ser el olivo un árbol de hoja perenne, se produjo una gran acumulación de nieve en sus copas, cuyo peso provocó la rotura de ramas principales que soportan a otras secundarias en las que encuentra la producción.

Estos daños a la plantación fueron agravados por heladas que afectaron a la estructura leñosa –madera– de los árboles, así como a frutos –pérdida de peso por deshidratación– de cosechas que estaban aún pendientes de recolección. Las heladas de estas características son más uniformes en la parcela: provocan defoliaciones y afectan principalmente a plantaciones jóvenes y plantones.

Asimismo, en el mes de julio de produjeron algunos pedriscos en Castilla-La Mancha, así como un aumento moderado de los daños provocados por las heladas de meses atrás; mientras que en agosto la actividad tormentosa afectó a la producción de aceituna de Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía. En esta última Comunidad, el pedrisco ocasionó daños importantes en más de 2.500 hectáreas de cultivo en las provincias de Córdoba y Jaén.

En septiembre, la superficie siniestrada este mes -18.347 hectáreas- representa casi la mitad de toda la acumulada en los nueve meses transcurridos del año. El pedrisco fue la causa principal de este incremento, aunque otras adversidades climáticas también contribuyeron. Por Comunidades, las producciones de Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Región de Murcia fueron las más castigadas por estos fenómenos meteorológicos.

A su vez, en octubre se produjo una disminución del rendimiento en varias zonas de producción de Andalucía y Castilla-La Mancha debido a diferentes adversidades climáticas en varios momentos del ciclo de cultivo que causaron pérdidas de cosecha.

Finalmente, en noviembre y diciembre, de forma análoga a lo ocurrido en octubre, se produjeron declaraciones de siniestro próximas a la recolección de la cosecha por adversidades climáticas, consecuencia de la errática evolución del cultivo a lo largo del año, según Agroseguro.