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Hacia la olivicultura del futuro

Hacia la olivicultura del futuro

Mauro Meloni
Director operativo de CEQ Italia (Consorzio Extravergine di Qualità)

CEQ, Consorzio Extravergine di Qualità, lleva años dedicándose a difundir entre todos los interesados una cultura del aceite de oliva virgen extra fundamentada en la importancia de optimizar todas las etapas de la cadena de suministro, del campo a la mesa, para asegurar que el producto sea al mismo tiempo de alta calidad y sostenible desde todos los puntos de vista: medioambiental, económico y social.

En olivicultura, el respeto al medio ambiente es un valor ampliamente reconocido y extendido. Basta recordar cuántos años se llevan aplicando a gran escala las técnicas de defensa combinada que, al limitar el uso de plaguicidas a las cantidades estrictamente imprescindibles para la rentabilidad de la cosecha, logran aunar calidad y sostenibilidad ambiental y económica.

Desde hace años, el Consorcio CEQ dispone de un conjunto de normas de producción -actualizadas constantemente por un comité técnico-científico- para orientar a los trabajadores del sector oleícola en la adopción de los últimos procedimientos en materia de calidad y sostenibilidad, fomentando las opciones que permiten su optimización.

A modo de ejemplo, y respecto al agua, se promueve recurrir siempre que sea posible al riego deficitario controlado, a fin de reducir la cantidad de agua desperdiciada y aumentar el contenido de antioxidantes. Para ello, se da preferencia a los mecanismos de distribución que incluyen la evapotranspiración, tal y como ocurre en la fase de extracción en la almazara. El Consorcio anima a sus asociados a concienciarse acerca de las ventajas que ofrecen los sistemas continuos de uso reducido de agua en lo relativo al medio ambiente y al aporte de polifenoles, que, de acuerdo con lo determinado por la etiqueta CEQ, no pueden ser menos de 250 ppm en el momento del consumo.

Podrían citarse muchos más ejemplos, como el énfasis que CEQ pone en el mantenimiento controlado de la cubierta vegetal, que permite capturar y almacenar el agua de lluvia evitando las escorrentías; o la sustitución de las máquinas de manipulación de aceitunas por máquinas eléctricas que no emiten compuestos de combustión -que contaminan las olivas y el aceite-, lo que supone ventajas evidentes en cuanto a la sostenibilidad medioambiental y económica, así como a la seguridad alimentaria del producto. Si añadimos a estas prácticas el uso de energías renovables y el aprovechamiento de los subproductos siguiendo la lógica de la economía circular, podremos hacernos una idea de cómo será la olivicultura del futuro que queremos alcanzar.

El Consorcio presta igualmente atención al resto de etapas de la cadena de suministro en su investigación y experimentación de materiales y soluciones, colaborando con los investigadores y las oficinas de calidad de las empresas asociadas, para encontrar fórmulas cada vez más eficientes de conjugar la sostenibilidad con la conservación del producto hasta la mesa de los consumidores. En el futuro, la sostenibilidad será, cada vez más, un requisito para cualquier actividad económica, y el desafío del sector oleícola consiste en lograr asegurarla en productos de la más alta calidad posible.