Las evidencias científicas de que se está produciendo un calentamiento global en el planeta son cada día más evidentes. En la Cuenca Mediterránea, la principal zona del cultivo del olivo, este fenómeno cobra particular importancia, pues es previsible que la temperatura aumente considerablemente en un futuro próximo, lo que puede estar asociado a una disminución significativa de las precipitaciones. Estas condiciones pueden limitar la adaptación de los cultivos actuales a esas condiciones, lo que puede condicionar su normal desarrollo y, en consecuencia, afectar negativamente a la productividad. Pero, desde un punto de vista científico, no se conoce cómo afectarían esos cambios a la fenología y a los procesos que determinan el crecimiento y la productividad de los cultivos. No obstante, es bien conocido que la temperatura es el principal factor climático que afecta a esos procesos.
Para determinar los efectos potenciales que ese aumento de la temperatura pudiera tener en los procesos que determinan la fructificación en el olivo cultivado en condiciones de clima mediterráneo, se llevaron a cabo estudios en los que se han simulado condiciones de calentamiento global y sus efectos en el comportamiento del olivo cultivado en condiciones de campo. Los estudios se realizaron en las instalaciones del Campus de Rabanales de la Universidad de Córdoba, utilizando cámaras a cielo abierto donde crecían árboles experimentales que permitían aumentar la temperatura 4°C durante todo el ciclo reproductivo del olivo en comparación con árboles creciendo a temperatura ambiente. Las cámaras permiten regulan el aporte de calor, la recirculación del aire y el flujo de aire desde el exterior como mecanismo de refrigeración.
Los resultados obtenidos tras tres años de estudio en esas condiciones indican que el aumento de la temperatura provoca un adelanto de la fecha de floración del olivo, un alargamiento del periodo de floración, un aumento del aborto del pistilo y una reducción en el cuajado de frutos, condiciones que han reducido la producción y afectado a las características del fruto y la maduración. De hecho, se observaron frutos más pequeños, una menor relación pulpa/hueso, menor rendimiento graso y una reducción del contenido de antocianinas. El período de maduración se adelantó y se amplió en árboles sometidos a temperaturas más cálidas. Además, el crecimiento vegetativo fue estimulado por el tratamiento de temperatura, dando como resultado árboles de mayor tamaño. Pero estos efectos podrían variar dependiendo de la variedad de olivo cultivada. De hecho, se han observado diferencias en el comportamiento de las variedades picual y arbequina, lo que sugiere que la elección varietal para futuras plantaciones puede ser crítica a la hora de paliar los efectos del calentamiento global.
Por ello, parece urgente continuar con este tipo de estudios para determinar, en un corto periodo de tiempo, cuáles de las actuales variedades cultivadas podrían adaptarse mejor al escenario futuro de un aumento de la temperatura global. Este conocimiento permitiría seleccionar las variedades más adaptadas a la hora de realizar una nueva plantación.
