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Nuevos tiempos y nuevos retos

Nuevos tiempos y nuevos retos

Marco Scanu
Oleólogo y asesor internacional en Olivicultura y Elaiotecnia

Lunes, 4 de mayo de 2020

Es temprano, la mañana del primer día de libertad después de los dos meses de confinamiento por el COVID‑19. Recorro con el coche la carretera provincial en la que, tras las primeras curvas, se abre una larga recta que atraviesa casi por el centro un valle de más de mil hectáreas.

Estamos en Perolla, en plena Maremma toscana, y tanto a la izquierda como a la derecha de la larga recta los terrenos muestran su extraordinaria vocación agrícola. Aunque llevan ocho años abandonados, se percibe de inmediato su enorme potencial para cualquier tipo de cultivo. Y, sin lugar a dudas, constituyen un auténtico lujo para el olivo.

Son toda una señal de los tiempos que cambian. Antes, el olivo se plantaba en los terrenos marginales, difíciles, pobres. Hoy, en cambio, se buscan suelos generosos, tierras fáciles de mecanizar y, sobre todo, aptas para el regadío. Mi teléfono suena: “¡Hola, Zefferino! Sí, ya he llegado. La propiedad es maravillosa, creo que es justo lo que estábamos buscando”.

El plan de sostenibilidad de Monini incluye una operación de inversión -denominada Bosque Monini- para llegar a plantar un millón de olivos ecológicos. Y ahora contemplaba, emocionado, lo que habíamos soñado encontrar. Una propiedad formada por terrenos seminativos o pastos en los que fuera posible instalar sistemas de regadío y amplias zonas intermedias de protección para el cultivo ecológico. Delante de mí se extendía el lugar perfecto donde hacer realidad la transición ecológica del farm to fork, del campo a la mesa, que constituye la raíz del Plan de Sostenibilidad de Monini para el periodo 2020‑2030 (https://ahandforthefuture.monini.com/).

Junio de 2021

Comienzo la transformación de la tierra para preparar 250 hectáreas rodeadas y protegidas por más de 700 hectáreas de monte bajo, con el río Carsia -que atraviesa la propiedad- y concesiones de regadío para más de 100 litros por segundo. Y un lago propio de 3,5 hectáreas con algo menos de 90.000 metros cúbicos de agua de lluvia recuperada de las colinas circundantes.

El agua proviene de las precipitaciones y reaprovecha la presa del río Carsia que ya existía antaño colina arriba. Se ha modificado para que pueda ofrecer una presión natural que riegue por gravedad más del 70% de la superficie del olivar, lo que supone un gran ahorro de energía eléctrica que contribuye a la sostenibilidad económica y medioambiental. El riego por goteo para toda la superficie de la plantación está supervisado por un sistema de detección multiespectral que proporciona información en tiempo real sobre la correcta distribución de los recursos hídricos.

A menudo me detengo a observar la flora y la fauna del lugar, que encuentran aquí amplias extensiones de bosque mediterráneo en las que crecen, inalterados, el mirto y el lentisco. La olivarda corre, a velocidad vertiginosa, por las laderas y las zanjas. Retamas exuberantes asoman entre espléndidos alcornoques y robles centenarios. Aquí reinan el corzo, el gamo y el jabalí, aunque cada vez hay más lobos. Antes extintos, han vuelto a la cima de la cadena alimentaria. Otra señal de los tiempos que cambian.

Tradicionalmente, en Perolla se cultivaba el tabaco y, en los años 90, la empresa se dedicaba totalmente a la cría de animales. Hoy, gracias a la visión empresarial de Zefferino y Maria Flora Monini, cultivamos olivos ecológicos de alta densidad, con un claro compromiso: compensar el impacto ineludible de los monocultivos especializados, invirtiendo en superficies amplias destinadas a fomentar la biodiversidad. He ahí otra señal de los nuevos tiempos.

Sonrío al pensar que solíamos destinar estos pastos a engordar terneros. Simplemente con que cada uno redujera en una cuarta parte su consumo personal de carne podríamos ayudar al planeta. Desde hace más de dos años, soy un cuasivegetariano que de vez en cuando se concede un asado de carne de animales salvajes o al menos criados felices.

Nos esperan meses de intenso trabajo para reacondicionar el terreno: zanjas, drenaje, nivelación, corte transversal a 90 cm. de profundidad, sistema de regadío e instalación de la estructura de postes y tutores para las hileras de alta densidad, línea de goteo para las primeras 160 héctareas de las 250 que habrá...

Junio de 2022

Hemos empezado a plantar y completar las primeras 160 hectáreas del olivar con la plantación de más de 200.000 olivos. Y no sólo olivos... En el espacio de 4 metros entre las hileras de los olivos es posible construir un hábitat rebosante de vida. Al sembrar cultivos de cobertura en este espacio, podemos crear un entorno muy atractivo para los insectos beneficiosos, especialmente para las abejas solitarias.

Así, hemos adoptado cinco colonias de abejas osmia y 10 colmenas de abejas melíferas y hemos sembrado para ellas unas 10 hectáreas de flores entre las hileras. Las flores -de 19 variedades diferentes y floración escalonada- alimentan a las abejas entre abril y noviembre. La Universidad de Bolonia está monitorizando el vuelo de las abejas con una cámara web en un programa de estudio coordinado con Lifegate. Se trata de un seguimiento del estado de salud de la nueva Perolla, y serán las abejas quienes nos digan si estamos haciendo un buen trabajo y mejorando nuestro entorno, o no tanto.

Vamos a cargarnos de ánimo y este otoño sembraremos cultivos de cobertura a lo largo de toda la superficie del olivar. En el futuro, también produciremos miel orgánica, además de AOVE ecológico.

Con nosotros, Perolla se ha incorporado al distrito ecológico Colline della Pia. Las acciones concretas se vuelven más valiosas a medida que los productores ecológicos unimos nuestras fuerzas para crear superficies cada vez más extensas y que hoy ya superan las 3.000 hectáreas. Cuantas más iniciativas hagamos realidad, más eficaz será nuestra contribución a la mitigación del cambio climático.