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Las cooperativas ofrecen una respuesta de futuro para alcanzar la sostenibilidad económica, social y medioambiental

Las cooperativas ofrecen una respuesta de futuro para alcanzar la sostenibilidad económica, social y medioambiental

Rafael Sánchez de Puerta
Presidente del Consejo Sectorial de Aceite de Oliva de Cooperativas Agro-alimentarias de España

Las circunstancias actuales nada tienen que ver con las de hace un año. Así, a la guerra en Ucrania, con el consiguiente aumento de los costes energéticos y de materias primas, y la inflación, se ha unido una sequía que ha afectado a muchos cultivos, y en especial, al olivar, y me temo que será un fenómeno que se repita en los próximos años. La sequía ha puesto sobre la mesa un problema en nuestro país que hasta ahora no se ha querido “ver” y que es la falta de agua. Es urgente la puesta en marcha de un plan nacional de gestión eficiente del agua. Un plan en el que el sector agrario debe participar en su diseño y elaboración, y que lleve a cabo las obras necesarias en pantanos, depuradoras, desaladoras, trasvases..., para garantizar a la población este recurso.

Sin agua, no hay agricultura, y, por tanto, las estrategias aprobadas por la Unión Europea que nos obligan a avanzar hacia un modelo productivo más sostenible no podrán llevarse a cabo si no se tienen en cuenta las nuevas circunstancias que nos rodean. Y es que, sin agua, lamentablemente tampoco habrá alimentos y no se podrá garantizar como hasta ahora el suministro y seguridad alimentaria a nuestra sociedad.

No quiero que se tilden mis palabras de catastrofistas, pero estamos en un momento clave para el futuro. Y en este momento toman más protagonismo las cooperativas agroalimentarias porque son la única herramienta con la que cuentan los agricultores y ganaderos para hacer frente a estos desafíos. Las cooperativas no sólo les permiten aumentar el valor de sus producciones, avanzar en la cadena de valor, sino también implantar la innovación y la digitalización de forma colectiva, porque los desafíos son demasiado grandes para abordarlos solos.

En las últimas décadas hemos aumentado la producción -gracias al manejo eficiente de las explotaciones-, la transformación tecnológica en el proceso de elaboración del producto en las almazaras y la apuesta por la promoción y la investigación. Ello nos ha convertido en el líder mundial de un producto, el aceite de oliva, estandarte de la Dieta Mediterránea, y cada vez más valorado por los consumidores a nivel internacional. Pero no podemos quedarnos ahí, y las cooperativas debemos adelantarnos y buscar soluciones para nuestros socios y socias. Nuestro compromiso social nos impide dejar a nadie atrás y por ello las explotaciones que no puedan adaptarse, deberán diferenciarse en valor, a través de la agricultura ecológica.

Tenemos a corto y largo plazo importantes retos, con unos escenarios marcados por una gran incertidumbre, pero que lograremos superar siendo conscientes de que las cooperativas son el modelo de empresa que siempre ofrece a sus agricultores una respuesta de futuro para alcanzar su sostenibilidad económica, pero también la social y medioambiental, no sólo para ellos, sino también para el resto de habitantes de las zonas rurales.