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Dibujando el perfil de los consumidores habituales de AOVE

Dibujando el perfil de los consumidores habituales de AOVE

Juan Vilar Hernández
Analista agronómico internacional, consultor estratégico y profesor de universidad

Creyentes, hombres -con poca diferencia sobre las mujeres- a partir de 49 años, con hijos y estudios superiores. Son algunos de los parámetros que conforman el perfil de los consumidores habituales de AOVE, que optan por el vidrio como formato, los supermercados e hipermercados como lugar de compra y la picual como variedad predilecta. ¿Qué tienen en común los consumidores habituales de virgen extra?

Los consumidores de aceite de oliva virgen extra son fundamentalmente creyentes, con independencia de cuál sea la religión que profesan: cristianos, musulmanes, hindúes… La razón de semejante hecho se halla en la vinculación cultural entre religión y AOVE, puesto que todas las religiones de la Historia han establecido, en un momento u otro, algún tipo de nexo o relación con el oro líquido.

Si atendemos al sexo, los hombres consumen AOVE en mayor medida que las mujeres, si bien la diferencia no es muy significativa. Sin embargo, y por países, en aquellos lugares en que las mujeres son más longevas son ellas quienes consumen más AOVE; mientras que, por el contrario, en los lugares donde los hombres viven más años son ellos quienes consumen en mayor medida este producto. Dado que en el planeta actualmente habitan 78 millones más de hombres que de mujeres, parece obvio que ésta puede ser la razón que explica el mayor consumo masculino de este producto. Lo que sí queda claro es la relación existente entre consumo regular de AOVE y longevidad.

En lo relativo al segmento de edad, quienes han cumplido 49 años concentran la demanda de 2 de cada 3 botellas de AOVE consumidas en el mundo. Por otra parte, los núcleos familiares con hijos consumen 4 de cada 7 litros de AOVE demandados en el planeta. La clase media acapara más de 2 de cada 4 litros de AOVE, consumiendo las personas que cuentan con estudios medios y superiores 2 de cada 3 litros de virgen extra. En el caso de los países productores se observa un consumo casi homogéneo de AOVE en términos de clase social y nivel académico, al existir una mayor vinculación emocional e histórica con el producto.
En cuanto a la cantidad, cada uno de nosotros consume de media una botellita de 250 gramos de AOVE al año, destinando 3/4 partes del volumen a aliñar productos en crudo; siendo el vidrio -salvo excepciones- el formato más adquirido, fundamentalmente en hipermercados y supermercados (dos de cada 4 botellas), con la picual como variedad predominante -1 de cada 3 litros comercializados-.
Mejor en casa
Los consumidores de AOVE se sienten más cómodos disfrutando del oro líquido en sus hogares, ya sea primera o segunda residencia, donde se degustan 3 de cada 4 litros consumidos en el planeta. Fuera del hogar, la mitad de cada litro consumido se ingiere en bares y restaurantes; si bien en países como Alemania, Rusia, Canadá o Reino Unido casi el 100% del AOVE consumido se realiza en el hogar.

Analizando la relación entre producción y consumo, el mayor consumo corresponde a aquellos lugares que presumen de una tradición histórica y una vinculación cultural con el producto: es el caso de Grecia, que consume 6 litros por persona y año; Italia, con 5 l. por persona y año; o España, con 4. Hablamos de entre 16 y 24 veces más que la media, confirmando que se trata de un producto de consumo por cercanía que busca en su ingesta la evocación de emociones, recuerdos y tradiciones.

En aquellos países no productores de aceite de oliva virgen extra, su consumo está asociado en la mayoría de ocasiones a las vacaciones o a determinados momentos de relax acaecidos en viajes profesionales. En muchos casos, una vez entra en contacto con el producto, el nuevo consumidor de AOVE añade este alimento a su dieta e incluso llega a iniciar el cultivo en su país de origen, casi siempre de forma heroica, pues ni las condiciones climatológicas ni edafológicas lo permiten; así ha ocurrido en países como Canadá, Suiza, Alemania o Reino Unido, entre otros.

Finalmente, y al igual que existe un claro patrón asociado a las personas que consumen AOVE de forma habitual, también se podría describir el de aquellas que están alejadas -para su desgracia- de la grasa vegetal más saludable del planeta: se trataría de un joven de menos de 34 años que vive en pareja y no tiene hijos, de bajo poder adquisitivo y escasa formación, que habita en núcleos urbanos muy poblados de tamaño medio o alto y en alguno de los 132 países del mundo donde no se elabora aceite de oliva virgen extra; y que, cuando come en el hogar -suele hacerlo fuera de casa-, opta por consumir alimentos precocinados.