En caso de resultar necesaria una intervención con productos químicos, se utilizan una serie de tratamientos dirigidos a la madera, empleando para ello productos fitosanitarios autorizados en el cultivo del almendro.
Antes de aplicar cualquier fungicida, la RAIF aconseja realizar medidas preventivas y/o culturales tales como destrucción de restos vegetales afectados, realizar una poda adecuada que favorezca la aireación de la plantación, seleccionar variedades resistentes a los hongos y el uso racional de abonado para evitar el exceso de vigor.
Según el riesgo de la parcela y las ondiciones meteorológicas, se realizará control químico preventivo debidamente justificado, en caída de hoja y en prefloración; empleando para ello productos fitosanitarios fungicidas autorizados para la cicatrización de las heridas dejadas en la inserción de la hoja caída. Tras la poda, como medida profiláctica, esta entidad cree que es importante eliminar las ramas con presencia de plagas y realizar el sellado de los cortes causados por los efectos de tala de ramas con un producto cicatrizante autorizado. Según ha precisado, se puede intervenir con un control químico a fecha de esta publicación, en febrero o a finales de invierno coincidiendo con el momento de hinchado de las yemas, para plagas como pulgón verde (Myzus persicae) y araña amarilla y roja (Eotetranychus carpini, Tetranychus urticae, Panonychus ulmi) en aquellas parcelas donde hubo una fuerte incidencia el año anterior y presencia de huevos.
Para el manejo y manipulación de los productos fitosanitarios se debe, entre otros, leer siempre la etiqueta de los envases y seguir sus instrucciones para evitar riesgos en la salud humana, problemas de fitotoxicidad y en general riesgos en la fauna y medio ambiente. Durante la mezcla de productos, la RAIF ha indicado habrá que protegerse, como mínimo, con un mono de trabajo, guantes, pantalla protectora y botas.