Preguntada en este foro sobre si la agricultura y la industria deben estar integrados para afrontar las nuevas tendencias que exigen los consumidores, Millán resaltó que “no tenemos otra opción” ya que, según EIT FOOD -la comunidad de conocimiento e innovación europea-, los cinco factores más importantes que influyen en consumidor son el gusto, la seguridad del alimento, el coste, la procedencia y el contenido nutricional. “Todos están conectados con el origen y el consumidor, cada vez más, quiere conocer el ADN de lo que está tomando”.
Para ello, consideró necesario instaurar un control total de la trazabilidad del producto “y, por tanto, la integración del campo y la industria son fundamentales. El trabajo en equipo lo será todo y el compromiso del agricultor será fundamental, además de la formación y exigencia desde la industria hacia el sector primario para la adaptación y adecuación a las exigencias finales del consumidor”.
Para Millán, “estamos en un momento de revolución agroalimentaria” y apuntó que las exigencias derivadas de la situación mundial, la legislación, el cambio climático, la sequía, la llegada de nuevos cultivos más competitivos o la necesidad de convivir con cultivos tradicionales “nos sitúa en un escenario en el que la adaptación es fundamental para sobrevivir y las empresas lo saben”.
“Tienes que hacer las cosas muy bien si realmente quieres obtener una rentabilidad de tu negocio a largo plazo y en estos momentos, si me centro en el sector del olivar, la rentabilidad del cultivo tradicional español será inexistente si no conseguimos valorizar el producto desde el campo a la mesa y, por ende, posicionar el precio en un rango estable y óptimo”, subrayó.
La gerente de QvExtra! resaltó que los olivareros “han entendido que tenemos un verdadero producto revolucionario y están trabajando mucho para obtener el mayor valor añadido al aceite y para ello han tenido que mejorar tecnología, innovar en procesos, adelantar cosechas, modificar hábitos que claramente han llevado a un aumento de los costes, unido al incremento propio observado en todos los sectores”.
“Como sector creemos que estamos haciendo lo que debemos pero queda mucho por hacer”, aseveró, al tiempo que indicó que la digitalización será el eje principal para poder alcanzar la sostenibilidad económica de este sector, si bien "no podrá implementarse sola" sino que será necesaria, a su juicio, la creación de estructuras o externalización de servicios especializados, la formación de las pymes o el apoyo de la Administración.
Por su parte, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, remarcó que el sector agroalimentario tiene a su disposición un conjunto de ayudas públicas sin precedentes para emprender la necesaria transformación energética, ecológica y digital, que le permita ser más eficiente, sostenible y competitivo.
Planas puso el acento en las medidas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que están teniendo un efecto transformador en el tejido empresarial y en la economía. Dentro de las líneas gestionadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), según detalló, ya se han movilizado más de 900 millones de euros de apoyos para el sector primario.
Una de las medidas más destacadas del PERTE Agroalimentario es la línea de ayudas a la industria alimentaria para apoyar proyectos transformadores para mejorar aspectos como la digitalización, la trazabilidad o la sostenibilidad. En este contexto, el titular de Agricultura anunció una nueva convocatoria del PERTE Agroalimentario para aquellos que no se hayan podido acoger hasta este momento, “donde encontrarán nuevas oportunidades”.
