Italia
El director de la Associazione Nazionale Città dell'Olio, Antonio Balenzano, señala que las últimas estimaciones indican una producción de alrededor de 270.000 toneladas, lo que supone un descenso de alrededor del 10% respecto al volumen registrado en las mejores campañas. Según precisa, se prevé un descenso del 50% en el centro de Italia, mientras que en el sur del país la producción caerá un 10%.
Balenzano destaca que la escasez del producto a nivel mediterráneo repercute en los precios al consumo, que prácticamente se han duplicado, con precios por kilo de unos 10 euros. “Se trata de una contingencia en la que estamos ahora, en la que el precio subirá, si bien la gente no entenderá por qué. La cuestión del precio es estratégica, porque corresponde a la percepción del valor del producto, que desgraciadamente sigue siendo muy limitada. Esto se debe a que el aceite siempre se ha considerado -y sigue siendo- una commodity, es decir, un producto que sigue las fluctuaciones del mercado, al igual que el petróleo. Según esta lógica, veremos subir los precios en la próxima campaña, debido precisamente a la escasez del producto. Pero de este modo, si seguimos considerando el aceite como cualquier otra mercancía, el precio nunca podrá corresponder al valor real del producto”, considera. A su juicio, “este es el verdadero problema, porque si nos detenemos en esta lógica, no salimos de la dinámica de la commodity, que no permite tener una perspectiva económico-empresarial a todos aquellos que quisieran invertir en calidad, en recuperar zonas en riesgo de abandono. Debemos cambiar radicalmente esta visión, según la cual el problema no es tanto la cantidad producida como la percepción del valor -y, por consiguiente, del coste- de este producto”.
Por su parte, la presidenta de Filiera Olivicolo Olearia Italiana (FOOI), Anna Cane, precisa que hasta el verano la estimación de producción en Italia se situaba entre 300.000 y 320.000 t., si bien tras los daños causados por la granizada de septiembre que azotó el norte de Puglia la previsión bajó hasta 270.000-280.000 toneladas. “Como siempre, los datos más precisos estarán disponibles al final de la campaña”, añade.
Grecia
En cuanto a la situación en Grecia, el bróker especializado en el mercado griego Luigino Mazzei destaca que se prevé un total de aproximadamente 170.000 toneladas, lo que supone una gran disminución en comparación con el año anterior. De este volumen, 80.000 t. corresponden al Peloponeso, 50.000 t. a Creta, 20.000 t. a Zakynthos, Corfú, Mitilini y Rodas (Islas), 15.000 t. a Grecia continental y 5.000 t. al norte de Grecia.
Mazzei afirma que esta cifra podría variar en función del rendimiento de las aceitunas. Hasta el momento, según señala, el clima ha sido seco, con temperaturas máximas de entre 30 y 33°C y muy pocas precipitaciones. Además, no se han registrado enfermedades fúngicas (Gloesporium).
Debido al importante aumento de los precios de mercado, considera que los productores, atraídos por estos buenos precios, se inclinarán por adelantar la cosecha lo máximo posible, especialmente en el Peloponeso, donde podría haber ofertas de aceite nuevo entre mediados y finales de octubre.
En cualquier caso, Grecia tendrá una mala campaña tras la “abundante” del pasado año.
Asimismo, en el país heleno los stocks de aceite viejo son bajos y se estiman entre 10.000 y 15.000 toneladas.
Túnez
El agente comercial y bróker italiano Adriano Caramia prevé que la próxima cosecha en Túnez sea "discreta", con un aumento previsto de aproximadamente un 10-15% respecto a la temporada anterior, hasta alcanzar una producción de 200.000-220.000 toneladas de aceite de oliva, cifra que dependerá de las precipitaciones que se registren durante el mes de octubre.
Estos datos, a su juicio, confirman que Túnez se ha consolidado entre los principales países productores de aceite de oliva del mundo.
Aunque se han producido periodos sucesivos de falta de lluvias y altas temperaturas durante la época estival, las lluvias primaverales y la particular resiliencia de los árboles tunecinos darán buenos resultados de cara a la próxima campaña.
Caramia precisa que se esperan excelentes rendimientos por hectárea en las zonas de Sfax y Gafsa, a las que seguirán Monastir, Mahdia y Zarzis. En la actualidad, más del 55% de los sistemas se benefician de riego, en particular en la zona de Sidi-Bouzid y Kairouan.
Además, resalta que se prevé muy buena calidad con una gran proporción de aceite de oliva virgen extra ecológico como resultado del gran esfuerzo que ha llevado a cabo Túnez, que cuenta con modernos sistemas de extracción que permiten una rápida molienda de las aceitunas y un buena conservación del producto obtenido. Por ello, el país aspira a tener más del 80% de aceite de oliva virgen extra.
A su vez, añade que los stocks son prácticamente nulos y los precios excepcionalmente altos en los últimos 18 meses, por lo que ha disminuido significativamente el consumo interno. Frente a ello, sin embargo, asegura que se prevén excelentes resultados de las exportaciones, que durante la campaña que acaba de finalizar batieron todos los récords.
Las autoridades tunecinas esperan un aumento de la cuota de exportación a la UE, actualmente fijada en 56.000 toneladas.
Marruecos
En cuanto a Marruecos, Noureddine Ouazzani, fundador y director de Agro-pôle Olivier, explica que la producción de la campaña oleícola 2023/24 sufrirá un descenso "indiscutible" por segundo año consecutivo. Temperaturas excepcionalmente altas y días muy calurosos en primavera y verano, combinados con la falta de lluvias, sobre todo en verano, son las principales características climáticas de esta campaña. Además, en septiembre y principios de octubre se han registrado temperaturas excepcionalmente altas. Estas condiciones han provocado, en su opinión, un fuerte estrés hídrico en las aceitunas de los olivares de secano, que se han acabado cayendo.
Según Ouazzani, las estimaciones actuales de los operadores del sector oleícola marroquí sitúan la producción entre 80.000 y 100.000 toneladas, lo que supone un descenso de entre el 44 y el 50% respecto a la producción de un año normal, estimada entre 180.000 y 200.000 toneladas. Además, si persiste la falta de agua, con sus repercusiones en el tamaño de los frutos y la extractabilidad del aceite de oliva, las previsiones sitúan la producción entre 40.000 y 60.000 toneladas, por lo que se espera una campaña oleícola corta. La mayor parte de esta producción procederá de los olivares tradicionales de regadío y de las explotaciones de olivar intensivo. Estos olivares de regadío (tradicionales e intensivos) representan alrededor del 30% de la superficie olivarera de Marruecos, estimada en 1.220.000 hectáreas.
En consecuencia, detalla que las almazaras industriales experimentarán un notable aumento de los costes y un descenso de la producción de aceite de oliva. Esta situación, a su juicio, tendrá importantes repercusiones en el mercado local del aceite de oliva, cuyo precio se disparará hasta situarse entre 8 y 13 euros/litro en algunas zonas olivareras.
Turquía
Por su parte, Murat Küçükçakıre, ingeniero agrónomo y asesor de varios proyectos en Turquía y Azerbaiyán, apunta que Turquía finalizó la campaña batiendo un récord histórico. No obstante, en la actual se espera un descenso de la producción debido al “cansancio” de los olivos y a las condiciones climáticas.
Küçükçakıre remarca que, tras las conversaciones con expertos de diversas regiones olivareras, se estima que la producción de aceite de oliva de este año se situará entre 170.000 y 190.000 toneladas.
Portugal
En Portugal -ha informado Alberto Serralha, CEO de Sociedade Agrícola Ouro Vegetal, S.A. (SAOV), productor y consultor internacional de aceite de oliva-, "las elevadas temperaturas del pasado invierno posibilitaron que el olivo saliera temprano del reposo vegetativo, iniciando su ciclo a mediados de enero. El avanzado estado vegetativo dejó al arbol expuesto y vulnerable a heladas tardías que ocurrieron a finales de febrero y principios de marzo, mermando de forma severa una floración que se preveía abundante. Esta situación climática impactó de forma severa en la producción portuguesa, dejando las zonas más frías prácticamente sin producción".
Según Serralha, las lluvias de septiembre y la ausencia de calor han contribuído a un buen desarollo del fruto, que ha llegado a las fechas actuales con una madurez avanzada y una buena acumulación de grasa. No obstante, indica que las elevadas temperaturas actuales han forzado a muchas almazaras a no abrir sus puertas, ya que gran parte del sector no está tecnológicamente preparado para molturar con las condiciones climáticas actuales. "Se espera que a partir de esta semana se inicie gran parte de las cosechas", afirma, al tiempo que considera que "mientras las temperaturas no bajen, no se puede esperar una buena calidad de los primeros aceites".
En general, en su opinión, se observa más aceituna que lo que parecía a inicios del verano y la buena acumulación de grasa muestra un escenario algo más optimista. Serralha cree que se puede llegar a producir 150.000 toneladas de aceite de oliva este año en Portugal.
Respecto a las condiciones sanitarias del fruto, apunta que son muy buenas aunque el avance de la madurez puede abrir la puerta a infecciones de aceituna jabonosa si llueve lo suficiente antes de que bajen las temperaturas.