Según este programa, la OOCC -a través del Departamento de Alimentación y Agricultura de California (CDFA, por sus siglas en inglés)- recopila hasta seis muestras de lotes elegidos al azar en cada centro de elaboración obligatorio y las envía a un laboratorio acreditado y un panel sensorial designado por la esta entidad para realizar pruebas.
Las empresas de California que procesan y/o comercializan menos de 5.000 galones de aceite de oliva durante la campaña no están sujetas obligatoriamente a este programa, pero pueden optar por participar de forma voluntaria.
Todos los elaboradores están obligados a designar las categorías de todos los lotes antes de realizar la prueba y tomar las muestras para evaluar los parámetros de calidad especificados en las normas de California.
El informe de la OOCC, cuyos datos correspondientes a la campaña 2022/23 han sido analizados por el grupo de investigación de la investigadora Selina Wang en el Departamento de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la UC Davis, recoge que el 95% de las muestras fueron confirmadas como aceite de oliva virgen extra.
Asimismo, con el fin de cumplir con las recomendaciones de la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, en sus siglas en inglés) sobre fechas de caducidad y para reducir el desperdicio de alimentos por parte de los consumidores, la OOCC decidió también exigir la datación de los aceites de oliva para mayor transparencia y claridad de los consumidores. En este informe se realizan una serie de recomendaciones para facilitar este punto junto con los objetivos a largo plazo de la entidad centrados en garantizar una comunicación eficaz y oportuna con los productores y elaboradores; ayudar a los productores a lograr mayores rendimientos y una mejor calidad del aceite de oliva; y aumentar la confianza de los consumidores al comprar aceite de oliva californiano.
