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De la vejiga de cerdo al envase con IA

De la vejiga de cerdo al envase con IA

Por Antonio Cuenca
Director creativo de Superfluido-Estudio creativo

Desde los albores de la civilización, la humanidad ha buscado maneras ingeniosas de proteger, preservar y presentar sus alimentos. Desde envolturas primitivas de hojas hasta cajas ornamentadas, pasando por ánforas selladas con brea para impermeabilizarlas, piel de cabra o vejiga de cerdo, el arte del envase ha evolucionado al compás de nuestra imaginación y necesidades. Estos recipientes fueron esenciales para la supervivencia, envolviendo alimentos para mantenerlos frescos y seguros. A lo largo del tiempo se convirtieron en una expresión de cultura y estatus, con cajas y jarrones adornados que reflejaban la riqueza y el gusto refinado de civilizaciones antiguas.

Los envases más modernos representan un avance para distribuir alimentos por todo el mundo y facilitar su conservación durante periodos prolongados de manera higiénica y segura. Al mismo tiempo, ofrecen una oportunidad para que las marcas utilicen el envase como medio de comunicación para transmitir los atributos y esencia del producto, estableciendo así un diálogo entre la marca y el consumidor.

Imaginemos ahora el futuro de los envases, proyectándonos en 2050. Como eje principal, no nos queda más remedio que seguir apostando por la innovación y la ecoeficiencia, tendencia que ya se está manifestando en 2023 con grandes marcas comprometidas con la ecoresponsabilidad. Visualicemos diseños donde no sólo prevalezca lo estético, sino lo funcional; belleza que respete el medio ambiente. Ya existen tintas vegetales, materiales biodegradables y ecológicos; la clave está en continuar avanzando en esta dirección.

En el sector del aceite de oliva, acostumbrado al PET por su practicidad pero contaminante, se debería avanzar hacia alternativas más sostenibles para que el producto se adapte a la gran distribución. Implementar descubrimientos científicos en relación con el problema del plástico es crucial para crear envases biodegradables. La sostenibilidad debe ser el núcleo de cada diseño, donde la estética se combine con la funcionalidad. Actualmente contamos con tintas a base de vegetales, botellas 100% reciclables y materiales ecológicos. Eliminación de ciertos elementos del envase para reducir su peso y, por ende, las emisiones de CO2 en el transporte.

En un futuro donde la Inteligencia Artificial (IA) estará integrada en cada aspecto de nuestra vida, los envases no serán la excepción, sino una herramienta que podría asesorar sobre el ciclo de vida completo del producto, desde la producción hasta el desecho. Los consumidores podrían escanear el envase para acceder a información detallada sobre la huella ambiental y recibir recomendaciones personalizadas para reducir su impacto.

En el caso de envases biodegradables, serían capaces de ofrecer un valor añadido significativo para el consumidor final. Por ejemplo, contarían con la posibilidad de diseñarse para ser utilizados como nutrientes, biomasa o incluso agua para las plantas del usuario, convirtiéndolos en una opción comestible o nutritiva. Este enfoque no sólo eliminaría la necesidad de desechar el envase, sino que también proporcionaría una fuente adicional de nutrición, contribuyendo así al bienestar del consumidor.

Imaginemos envases con indicadores inteligentes: por ejemplo, un envase que cambia de color o emite una señal cuando el contenido está próximo a su fecha de caducidad. Esto brindaría a los consumidores una comprensión visual instantánea, reduciendo el desperdicio de alimentos y mejorando la gestión de productos perecederos.

La reutilización también desempeñaría un papel crucial en esta visión del futuro. Después de consumir el producto, el envase podría devolverse para su llenado, fomentando así la responsabilidad ambiental y reduciendo la necesidad de producir nuevos envases. Este enfoque no sólo empoderaría a los consumidores al otorgarles un papel activo en el manejo de los recursos, sino que también establecería un ciclo de vida más sostenible para el consumo de envases.

Pero este futuro no sólo implica innovación en materiales, Inteligencia Artificial y diseño, sino un cambio profundo de mentalidad en una sociedad e industria cada vez más conscientes y responsables respecto al desarrollo sostenible. La información será concisa, relevante y personalizada, ofreciendo una experiencia de compra simplificada y centrada en la conciencia ambiental, la eficiencia y la información al consumidor. Sobre todo, avancemos hacia un consumo consciente y responsable.