La investigadora Anabel Expósito, que ha realizado este estudio como parte de su tesis doctoral, ha señalado que los compuestos fenólicos son metabolitos que actúan como mecanismo de defensa de la planta ante amenazas bióticas y abióticas, y que están presentes en mayor concentración cuando el fruto es inmaduro. “Cuando están en desarrollo o aún verdes son totalmente resistentes, impidiendo al patógeno penetrar y generar síntomas. A lo largo de la maduración, conforme pasa de verde amarillento a envero y morada, esos compuestos fenólicos disminuyen en cascada”, ha explicado.
Sin embargo, ese cambio en el perfil fenólico no se produce de la misma manera para todas las variedades. El equipo de investigación partía de la hipótesis de que diferentes perfiles fenólicos y concentraciones de fenoles en las distintas variedades podían jugar un papel fundamental sobre su capacidad de resistencia a este hongo. “Analizamos seis variedades durante dos años realizando análisis de compuestos fenólicos y pruebas de resistencia al patógeno”, ha detallado el investigador Hristofor Miho. El resultado permitió observar que la resistencia era mayor en variedades con concentraciones fenólicas altas, así como con fenoles específicos presentes en las mismas.
En concreto, tal y como ha asegurado el responsable del grupo de Plataformas Analíticas en Metabolómica, Feliciano Priego, “uno de los resultados más interesantes del estudio es el cambio en los perfiles fenólicos que se producen durante el proceso de maduración” de la aceituna. En los frutos verdes, los compuestos fenólicos predominantes para todas las variedades fueron la oleuropeína y el ligstrósido y sus formas agliconas, representando entre el 97 y el 98% del perfil fenólico de los cultivares. En la fase de desarrollo, estos compuestos siguieron siendo predominantes en los frutos de las variedades resistentes, mientras que disminuyeron en los de las variedades susceptibles, lo que revela su capacidad para combatir el hongo y evitar su propagación.
El investigador Juan Moral, responsable de la investigación, ha destacado la importancia de este conocimiento para los programas de mejora genética del olivar, dirigidos a generar variedades más resistentes a enfermedades o estreses. “Conocer cómo se comportan las cascadas fenólicas en las distintas variedades permitirá seleccionar mejor, en base a criterios científicos, los parentales que deben usarse para que las siguientes generaciones de olivo sean resistentes a esta enfermedad”, ha considerado.