Nadie puede pretender disfrutar de una buena salud sin prestar atención a su alimentación. El sobrepeso y la obesidad es un problema de salud pública que se ha convertido en una auténtica pandemia y que está en el origen de una gran cantidad de enfermedades crónicas de gran prevalencia en nuestra sociedad. Esto hace que las políticas sanitarias fijen su atención en las recomendaciones alimentarias dirigidas a la población. Un ejemplo de ello es la Guía Alimentaria para los estadounidenses 2020-2025 que, basándose en las evidencias científicas, vuelve a nombrar a la Dieta Mediterránea -que fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad- como el patrón alimentario más saludable. En la actualidad, el estudio de la asociación entre nutrición y salud se centra en el concepto de “patrón alimentario” que se define como las cantidades, proporciones, variedad o combinación de diferentes alimentos y bebidas, así como la frecuencia con la que habitualmente son consumidos. En este patrón alimentario sobresale su alimento más característico, el zumo oleoso de la aceituna, sobre el que la agencia Food and Drug Administration (FDA) de EEUU aprobó en 2004 una alegación de salud específica en la que se resalta su utilidad en la reducción del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. En Europa, la European Food Safety Authority (EFSA) aprobó en 2012 tres alegaciones de salud que específicamente involucran a los aceites de oliva vírgenes, destacando su carácter saludable por su contenido en ácidos grasos monoinsaturados, vitamina E y polifenoles. En definitiva, disponemos de las evidencias que resaltan el carácter saludable de este alimento, pero deberíamos preguntarnos si éstas son conocidas suficientemente por la población. Mi impresión es que no.
A pesar de ello, vemos que, en los últimos tiempos, el consumo de aceite de oliva virgen extra está aumentando en una gran cantidad de países donde antes era desconocido. Esta expansión ha venido precisamente de la mano de las bondades saludables puestas de manifiesto por múltiples estudios científicos. Esto indica que la divulgación de las bondades saludables se ha convertido en la mejor forma de penetrar en nuevos mercados e incrementar su consumo en todo el mundo, independientemente de la cultura culinaria del país.
En los últimos años, hay una clara tendencia que está ganando adeptos en todo el mundo y es basar la dieta en alimentos naturales de origen vegetal. Hay que hacer un esfuerzo de divulgación para comunicar que el zumo oleoso de la aceituna entra plenamente dentro de este concepto. En alguna ocasión me he encontrado con alguna persona que pensaba que se trata de un alimento procesado y que no encajaría en una dieta vegetariana o vegana. Evidentemente esto no es cierto y demuestra que hay que persistir e intensificar la divulgación de sus bondades, así como explicar su proceso de elaboración. En resumen, el reto es difundir eficazmente la cultura del aceite de oliva virgen extra desde la evidencia científica.
