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Dieta Mediterránea y AOVE vs COVID-19

Dieta Mediterránea y AOVE vs COVID-19

lunes 10 de enero de 2022, 13:53h

¿Pueden el aceite de oliva virgen y la Dieta Mediterránea protegernos de la amenaza del coronavirus? Definitivamente, sí. Las propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y sobre el sistema inmune de los distintos componentes de la Dieta Mediterránea -en especial el aceite de oliva virgen extra- podrían jugar un papel importante frente a la pandemia. Sus componentes, unidos a un adecuado aporte de vitaminas y otros micronutrientes, hacen que este patrón alimentario pueda disminuir el riesgo de padecer COVID-19 en más del 60%.

La Dieta Mediterránea, de la que el aceite de oliva virgen es un verdadero símbolo y pilar, es el patrón alimentario cuyos beneficios sobre la salud están más y mejor demostrados. Existe evidencia suficiente para afirmar que esta dieta resulta beneficiosa en la prevención de la obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso cáncer. Esto se ha demostrado de manera repetida a través de grandes estudios observacionales, que consisten en seguir durante años a miles de personas y recoger datos sobre sus hábitos alimentarios para estudiar después su relación con futuras enfermedades.

Dentro de los grupos de alimentos que componen la Dieta Mediterránea, el aceite de oliva virgen extra y los frutos secos son los que presentan una mayor evidencia científica, gracias a los hallazgos del estudio de intervención PREDIMED (“Prevención con Dieta Mediterránea”). A los participantes de este estudio, además de animarles a seguir un patrón dietético mediterráneo, se les entregaron estos alimentos de forma gratuita durante años para comprobar los efectos que tendrían sobre la salud, quedando más que demostrado su beneficio, que ya señalaban los estudios observacionales.

Estas enfermedades (eventos cardiovasculares, diabetes, cáncer…) son las que constituyen las principales causas de muerte y enfermedad en los países desarrollados, donde las enfermedades “transmisibles” -aquellas causadas por virus, bacterias y demás microorganismos- habían quedado relegadas a un segundo plano. Sin embargo, esto cambió a finales de 2019, cuando un brote de neumonía de origen desconocido en la ciudad de Wuhan (China) provocó el aislamiento de un nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2. Unos meses después, el 11 de marzo de 2020, la enfermedad por coronavirus, COVID-19, fue declarada oficialmente pandemia por la Organización Mundial de la Salud. ¿Podrían el aceite de oliva virgen y la Dieta Mediterránea protegernos también de esta nueva amenaza?

Desde el comienzo de la pandemia se buscó proteger a los grupos más vulnerables, que, además de los ancianos, incluían a aquellas personas con patologías previas como la diabetes o la obesidad. Sólo por su beneficio sobre estos factores de riesgo valdría la pena recomendar el consumo de AOV y el seguimiento de una dieta de tipo mediterráneo en la lucha contra el COVID-19. Sin embargo, desde el pasado mes de abril, gracias a un estudio que publicamos en la revista Clinical Nutrition, disponemos de evidencia del beneficio directo que puede tener la Dieta Mediterránea sobre esta enfermedad.

Nueve ítems

En este estudio seguimos a más de 9.000 participantes del proyecto SUN, que incluye a graduados universitarios de toda España. Tras los análisis oportunos, encontramos que los que mejor seguían la Dieta Mediterránea presentaban una disminución de un 64% del riesgo de contraer la enfermedad, mientras que para los que la seguían de forma más moderada el beneficio todavía era de un 50%. Estos resultados, sin embargo, no eran válidos para los profesionales sanitarios (médicos, enfermeros y farmacéuticos), ya que su exposición al virus -especialmente durante la primera ola- fue mucho mayor y los escasos medios de protección con los que contaron impiden que apenas se puedan relacionar sus hábitos alimentarios con la infección por coronavirus.

Para valorar la Dieta Mediterránea se incluyeron nueve ítems: mayor consumo de AOV -medido como mayor proporción de grasas monoinsaturadas-, frutas y frutos secos, verduras, legumbres, cereales y pescado; menor consumo de carne y lácteos; y consumo moderado de alcohol.

En cuanto a los mecanismos que podrían explicar esta protección, existen diferentes explicaciones plausibles. Parece que el principal factor que determina la evolución de la enfermedad es la respuesta inmunitaria. Una respuesta inmune adecuada favorece el curso asintomático de la infección, mientras que lo contrario conduce a una tormenta de citoquinas que produce las formas más graves de la enfermedad. Esto se vería favorecido por el estado proinflamatorio y oxidativo propio de la obesidad o la diabetes. En este contexto, las propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y sobre el sistema inmune de los distintos componentes de la Dieta Mediterránea podrían jugar un papel importante. Precisamente el aceite de oliva virgen, sobre todo si es virgen extra, es uno de los grandes contribuidores de estas características al patrón mediterráneo.

Por un lado, el mayor consumo de AOV supone una mayor proporción de las grasas monoinsaturadas (más saludables) frente a las saturadas y es precisamente el perfil de ácidos grasos de la dieta uno de los factores clave en el correcto funcionamiento del sistema inmune. Mientras que los ácidos grasos saturados dan lugar a agentes proinflamatorios, favoreciendo escenarios clínicos como el del COVID-19 en sus formas más graves, los ácidos grasos insaturados producen el efecto contrario. En concreto, los omega 3 pueden modular algunas de estas funciones inmunes, alterando, por ejemplo, la producción de las citoquinas proinflamatorias, responsables del agravamiento de la enfermedad.

Por otra parte, hay que prestar atención a la fracción insaponificable, especialmente rica en los aceites de oliva vírgenes extra por su contenido en polifenoles como el hidroxitirosol o la oleuropeína. Estos componentes, además de proporcionar a los aceites características sensoriales únicas, destacan por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorios, así como para modular la respuesta inmune. De hecho, los polifenoles son responsables de gran parte de los beneficios del patrón mediterráneo y, además de en el AOVE, los podemos encontrar en otros alimentos como el café, el vino y distintas frutas y verduras.

Sin duda, las propiedades del aceite de oliva -especialmente si es virgen extra- lo convierten en un gran aliado del sistema inmune para luchar contra la amenaza del COVID-19. Sus componentes, unidos a un adecuado aporte de vitaminas y otros micronutrientes, hacen que la Dieta Mediterránea pueda suponer una enorme disminución del riesgo de padecer COVID-19, que puede llegar a ser -si se sigue de forma precisa- de más del 60%. Sin embargo, lógicamente esto no nos exime de la necesidad de vacunarnos, que es ahora la máxima prioridad.

Rafael M. Pérez-Araluce, graduado en Farmacia y en Nutrición, investigador predoctoral Dpto. Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de Navarra; y Miguel A. Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de Navarra, catedrático Adjunto de Nutrición, Universidad de Harvard para la Guía EVOOLEUM 2022.