“Que tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina”, decía Hipócrates allá por el siglo V a. C. Para este médico griego, considerado por muchos como el padre de la medicina moderna, la alimentación constituía la base de la salud física y mental. Y es que ya desde la antigua Grecia la relación entre alimentación y bienestar físico y mental es clara. De hecho, la palabra dieta proviene del griego diaita, que significaba régimen de vida.
Un régimen de vida saludable y sostenible incluye dormir ocho horas al día, practicar ejercicio físico regularmente o beber mucha agua, consejos que se intentan poner en práctica en el día a día. Sin embargo, uno de los pilares más importantes para la prevención y el bienestar de nuestra salud es la alimentación y aunque parezca mentira, no es tan difícil de poner en práctica.
La dieta mediterránea, basada en el consumo de verduras, frutas y cereales, está considerada como una de las más saludables y sostenibles del planeta. Los beneficios nutricionales de esta dieta provienen de varias fuentes, pero el uso de aceite de oliva virgen extra es un factor clave.
La relación directa entre el uso de aceite de oliva virgen extra y un régimen de vida saludable está ampliamente demostrada por sus propiedades antienvejecimiento y su capacidad para controlar el colesterol, reforzar el sistema inmunitario y prevenir el sobrepeso. Así lo asegura un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard publicado en enero en la revista Journal of the American College of Cardiology (JACC).
Los beneficios para la salud del AOVE se atribuyen a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. El mismo estudio demuestra que las personas que consumen mayores cantidades de aceite de oliva tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer e incluso demencia que las que lo utilizan poco o nada.
El aceite de oliva también ayuda a controlar el “colesterol malo”, a reforzar el sistema inmunitario y a favorecer la digestión. Gracias a la presencia de ácidos grasos monoinsaturados, es capaz de controlar el colesterol protegiendo eficazmente el corazón y el sistema cardiovascular. Además, refuerza el sistema inmunitario y favorece la digestión; al tratarse de “grasa buena” permite al organismo absorber las vitaminas liposolubles, como la A, E, D y K.
Por último, es el mejor aliado para el control del sobrepeso. El AOVE controla los picos de glucemia ayudando a generar una sensación de saciedad y reduciendo la sensación de hambre a las pocas horas de comer.
Elaborar un menú diario sano, con productos frescos y locales e incluir el aceite de oliva virgen extra es la mejor forma de prevenir y asegurar nuestro bienestar presente y futuro y, así, asegurar también, como sociedad, un futuro alimentario sostenible.
