La bioeconomía circular integra los conceptos de bioeconomía y de economía circular en un modelo económico sostenible, social y ambientalmente. Dentro de ella, se circunscriben todas aquellas actividades económicas con base biológica que, a su vez, aplican consecuentemente los principios de circularidad en el proceso productivo, los cuales, en esencia, se refieren al uso eficiente de los recursos naturales y a la valorización de los residuos. Todo ello parece estar permeando también en el sector del olivar, donde cada vez más se está imponiendo el cambio de percepción de residuo a subproducto, rechazando la concepción tradicional de su gestión, como “un problema a resolver”, y abrazando la nueva concepción de “una oportunidad a aprovechar” para la maximización de la generación de riqueza y empleo.
El sector del olivar presenta una abundante producción de subproductos, a razón de 7 kg. por cada kg. del producto principal (i.e., aceite de oliva). La mayor parte de ellos se producen en la fase industrial, distinguiéndose alperujo, hueso y hojín (producidos en una ratio de 4,5-5 kg./kg. de aceite de oliva, el 80% de los cuales corresponden a alperujo), mientras que el resto se producen en la fase agrícola, destacando fundamentalmente los restos de poda. Aún considerando el contenido de humedad (p. ej., en alperujo excede del 65% con frecuencia), la producción de recursos biomásicos que valorizar sigue siendo prominente.
En el caso del alperujo, más del 90% se destina al canal de valorización tradicional, consistente en extraer el aceite de orujo y en el aprovechamiento energético para la generación de energía eléctrica y térmica a partir del subproducto restante (orujillo), para lo cual debe transportarse primero el alperujo -húmedo- a las plantas extractoras. En el caso del resto de subproductos, impera el aprovechamiento energético, especialmente con el hueso, mientras que con el hojín se utilizan además otras alternativas de valorización (p. ej., alimentación animal o para conservación del suelo).
Al contrario que en los subproductos producidos en la fase industrial, en la fase agrícola es habitual que los restos de poda se gestionen en la propia parcela, bien valorizándolos para conservación de suelo (picándolos y esparciéndolos en las calles de labor), bien quemándolos, con la debida autorización administrativa. En áreas cercanas a plantas de biomasa, suelen emplearse también para aprovechamiento energético, junto con otros recursos biomásicos (p. ej., orujillo, pero también subproductos forestales).
La tendencia creciente en la superficie de olivar en España (principalmente en regiones como Andalucía), junto a la intensificación de su producción, está llevando aparejado un incremento en la generación de estos subproductos. Esto, unido a la tendencia de acortar la campaña de recolección, está generando una fuerte presión en el tradicional canal de valorización, en la medida que se ve superada su capacidad de gestión, existiendo por tanto un serio riesgo de generar importantes perjuicios económicos a las almazaras como consecuencia de no poderse realizar la gestión completa del alperujo. Por ello, es necesario y urgente encontrar alternativas de uso del alperujo para reducir la presión sobre la industria extractora y, si fuese posible, incrementar el valor añadido obtenido de su valorización (i.e. “aprovechar la oportunidad” de extraer un mayor valor añadido de estos).
La valorización de estos subproductos presenta un elevado potencial de generación de riqueza y empleo. Ello se explica no solo por la abundante y creciente producción de estos, sino también porque existe un escaso desarrollo de las alternativas asociadas a un mayor valor añadido, prevaleciendo actualmente aquellas situadas en la base de la “pirámide de valor” de la biomasa, especialmente las relacionadas con el aprovechamiento energético. Una mejor valorización de los subproductos, esto es un aprovechamiento de estos centrado en productos de mayor valor añadido, aumentaría la sostenibilidad económica del sector oleícola, la cual está seriamente comprometida, en particular en el caso de los olivares tradicionales y en almazaras con una gestión menos profesionalizada.
En este sentido, el avance hacia un sector oleícola más circular se considera una de las principales vías para mejorar la rentabilidad sectorial, en la medida que no solo se pueden reducir los costes de producción, a través de técnicas de producción más eficientes, y se pueden generar nuevos ingresos a partir de los subproductos, sino que estos ingresos se harían más estables, como consecuencia de la diversificación económica. Esta diversificación supone, asimismo, una estrategia eficaz de gestión de riesgos, aspecto particularmente apreciable en el actual panorama de acusada incertidumbre económica.
Alternativas de valorización
Trabajos de numerosos grupos de investigación y experimentación, tanto españoles como internacionales, muestran que existe una amplia variedad de alternativas de valorización de los subproductos del sector oleícola. Desde las más conocidas y desarrolladas, que se han venido y se siguen mejorando, tales como el compostaje, la alimentación animal y, sobre todo, el aprovechamiento energético a partir de la combustión directa o preparada del subproducto (p. ej., alperujo o hueso), hasta las más innovadoras. Por ejemplo, dentro de estas últimas, iniciativas que se están demostrando técnica y económicamente viables son la gasificación del alperujo (deshuesado) (caso de Aceites Guadalentín, en Pozo Alcón, provincia de Jaén) o la extracción biocompuestos de alto valor (caso de la extracción de escualeno a partir de subproductos de las refinerías de aceite por parte de Oleicfat, en Puente Genil, provincia de Córdoba).
Sin embargo, existen alternativas innovadoras cuya implementación a escala industrial se espera en los próximos años, tales como la producción de biofertilizantes a partir de alperujo, también la de hidrógeno verde a partir de este mismo subproducto, o la producción de bioplásticos a partir de diferentes subproductos olivareros y oleícolas, entre otros. La implementación de éstas, junto con el perfeccionamiento de las anteriores, marcarán el avance de la bioeconomía circular en el sector en el futuro cercano. A mayor largo plazo, se esperan nuevas innovaciones donde exista una mayor preponderancia de enfoques de valorización en cascada, empleando diversas tecnologías y sistemas productivos para la optimización del valor añadido extraído de estos subproductos, la diversificación de productos inter e intra-ámbito de aprovechamiento, y el desarrollo de nuevas sinergias empresariales.
No obstante, existen importantes retos para la expansión de la bioeconomía circular en el sector del olivar, tanto en lo referente al sector empresarial (p. ej., mejorable disposición a adoptar innovaciones) e institucional (p. ej., simplificación burocrática y normativa), como al escalado de las nuevas soluciones tecnológicas (p. ej., a través de sinergias entre empresas del sector y tecnológicas) y la necesidad de conocimiento desde la perspectiva del análisis económico, en concreto respecto de nuevos sistemas productivos, investigación de mercado y comercialización de nuevos productos, organizaciones empresariales innovadoras, implementación de políticas, entre otros. En la medida que el sector oleícola observe a los subproductos del aceite de oliva como oportunidades de negocio a aprovechar, las innovaciones técnica y económicamente viables relativas a su valorización se irán implementando con mayor facilidad y rapidez.