El caso más parecido que hemos experimentado de forma reciente se remonta a la campaña 2016/17, cuando en origen -y de forma combinada- la media de las tres categorías ascendió a 4,21 euros/kg. como punto culminante antes de comenzar a ceder en sentido opuesto.
Pero, ¿cuáles son los motivos de dicha situación? En primer lugar, existen factores de carácter exógeno al sector que están incidiendo en las cotizaciones. Por un lado, la apreciación de los costes energéticos, de los combustibles, de las cotizaciones de productos sustitutivos, de los fertilizantes o tipos de interés, entre otros, se han traducido en un incremento de los precios en origen de los aceites de oliva.
El factor de mayor incidencia y más decisivo es la climatología, elemento de tendencia incierta que en la actualidad provoca cotizaciones inéditas
No obstante, otros han sido los factores que en mayor medida están influyendo en la apreciación de las cotizaciones en origen de todas las categorías y que en este caso sí son endógenos al sector. Por un lado, la climatología está resultando un factor fundamental a la hora de establecer los precios en origen; las escasas precipitaciones y excesivas temperaturas en momentos inadecuados han incidido de forma directa en la producción de aceite de oliva, no sólo en el ámbito nacional, sino también en el internacional. Una pertinaz sequía que ha afectado a los olivares de secano -los cuales suponen el 70% del total de la superficie olivarera- y cuya persistencia ha originado la disminución de las fuentes hídricas en un 30% del olivar irrigado en el planeta. Así pues, la escasez de agua está mermando la cosecha actual y castigando las expectativas productivas, provocando -por la simple relación entre oferta y demanda- que las cotizaciones se eleven con una solidez, solvencia y tendencia incierta que en la actualidad nos sitúa ante un complejo escenario en el que resulta difícil prever que cedan, al menos en el corto plazo.
¿Cómo ejerce la climatología su influencia sobre los precios en origen?
La climatología es el vector que mayor incidencia tiene tanto en la evolución positiva de los precios como en la negativa. Se trata del elemento que en mayor medida ejerce su tracción en las cotizaciones y en el menor de los plazos. En el contexto de un periodo de sequía persistente, por la propia naturaleza del cultivo -en el que la mayor parte de la superficie es de secano-, la oferta total (enlace y producción) pasa a ser inferior a la teórica demanda, equilibrándose vía precio elevando las cotizaciones en origen semana tras semana; mientras que de forma gradual se va erosionando el consumo en el lineal, si bien este vector actúa más a largo plazo. Si comparamos el primer semestre del año 2022 con el actual, en España el mercado doméstico ha cedido un 51%, y ese deterioro será mayor cuanto más tiempo se mantenga esta crisis de oferta.
¿De qué forma afectan conjuntamente los distintos vectores en el precio?
Como hemos visto, la climatología -esto es, la falta de lluvias- incide negativamente en la producción y, por ende, en la disponibilidad de aceites de oliva, mientras que los precios ascienden tanto en origen como en el lineal, contribuyendo al deterioro del consumo. Nos encontramos en un ciclo en el que el descenso de consumo se ha adecuado de forma plena a la oferta vía precio y en un momento determinado la tendencia dibujará un valor máximo, coincidiendo con el cambio de ciclo climático. Así, las lluvias ejercen de multiplicador de la producción, de forma repetida y durante varias campañas, generando -debido al mencionado deterioro experimentado en el consumo- una crisis de demanda, llevando a los precios a situaciones inéditas como las registradas durante la campaña 2018/19 -1,56 euros/kg. de aceite de oliva de media en origen-. Por tanto, los ciclos se repiten a través de la historia, siendo lo más difícil anteponerse al momento del punto de inflexión, que vendrá dado por los factores mencionados: la climatología, la superficie, la disponibilidad de aceite en forma de producción y enlace, y el consumo. Pero, sin duda, el factor de mayor incidencia y más decisivo es la climatología, elemento de tendencia incierta que en la actualidad provoca cotizaciones inéditas.
