Este estudio detalla que España se consolida como el proveedor hegemónico de aceite de oliva al mercado colombiano, acaparando el 84% del valor de las importaciones en 2024. Entre 2020 y 2024, las importaciones desde España crecieron un 236% en valor, pasando de 21,68 MUSD a 72,87 MUSD, y un 21,15% en volumen, de 7,28 millones de kg a 8,82 millones de kg.
Dado que Colombia no cuenta con producción propia de aceite de oliva, el mercado está dominado por marcas extranjeras. En concreto, las marcas españolas gozan de una fuerte presencia y una imagen positiva entre los consumidores colombianos.
El consumo de aceite de oliva en Colombia está experimentando un crecimiento impulsado por varios factores clave. Entre ellos destaca, según el informe, una creciente concienciación sobre la salud y el bienestar (un 72% de los consumidores considera que el aceite de oliva es más saludable que otras grasas), una mayor valoración de la calidad y el origen de los alimentos (con una percepción muy positiva del producto español), la influencia de la gastronomía internacional y un aumento de la cocina en el hogar, en parte debido al incremento del coste de vida.
El perfil del consumidor de aceite de oliva en Colombia también se ha ido ampliando. Si bien tradicionalmente su consumo se concentraba en los estratos socioeconómicos altos, actualmente se observa una expansión hacia los niveles medios, que ya representan el 56% del consumo, y entre la población con mayor nivel educativo.
España es el proveedor dominante de aceite de oliva, aportando tradicionalmente entre el 80% y el 90% de las importaciones colombianas
Según el informe, los factores decisorios de compra para los consumidores finales son el precio, existiendo una alta sensibilidad; la calidad y la salud, valorando la pureza y la categoría virgen extra; y el origen español, considerado un referente de calidad en la categoría. Y es que el aceite de oliva de origen español goza de una reputación "excepcionalmente positiva" en el mercado colombiano. Esta percepción se ve reforzada por el hecho de que España es el proveedor dominante, aportando tradicionalmente entre el 80% y el 90% de las importaciones colombianas de aceite de oliva. Esta hegemonía ha llevado a que, en el imaginario colectivo, "aceite de oliva" sea prácticamente sinónimo de "aceite de oliva español", según el informe. Si bien el aceite de oliva virgen extra español mantiene un aura Premium, reservado en el pasado para nichos gourmet y segmentos de altos ingresos, se observa una tendencia hacia la "democratización" de su consumo. El producto está ganando accesibilidad y normalizándose en los hábitos de un espectro más amplio de la población.
Oportunidades para las empresas españolas
El informe subraya que el mercado colombiano de aceite de oliva ofrece oportunidades significativas para empresas españolas con estrategias adaptadas. Al respecto, considera clave educar al consumidor colombiano sobre los beneficios, usos culinarios y calidades del aceite de oliva. A su juicio, campañas informativas, contenido digital y degustaciones pueden aumentar el bajo consumo per cápita y la apreciación por la calidad.
También apunta que existe interés en productos especializados -aceites monovarietales, con Denominación de Origen Protegida, orgánicos o infusionados, así como formatos innovadores (spray o monodosis)- para atraer nuevos consumidores; apuesta por aprovechar los canales digitales, así como destacar compromisos ambientales y sociales (envases reciclables, trazabilidad y comercio justo); y establecer relaciones sólidas con distribuidores locales y explorar alianzas con cadenas de supermercados para marcas privadas.
Asimismo, señala que las empresas pueden desarrollar productos específicos para el canal Horeca (formatos a granel, aceites profesionales, monodosis) y ofrecer capacitación a chefs.
El estudio concluye que el mercado colombiano del aceite de oliva ofrece grandes oportunidades, pero la empresa española debe ser plenamente consciente de los riesgos y la considerable inversión que implicará.