La FOA ha destacado que la producción total de aceitunas ascendió en 2021 a 300.000 toneladas, que se dividieron en 230.000 t. de aceite de oliva y 72.000 t. de aceituna de mesa. De ambas producciones se exportó de media el 75-80%, mayoritariamente a granel.
El sector oleícola argentino facturó 223 millones de dólares el año pasado, dando empleo permanente a 6.000 personas y empleo estacional a otras 43.000 durante el periodo de recolección.
“La falta de rentabilidad y, con ello, de reinversión necesaria anual en el campo, la demora en la cosecha, la poda incorrecta, la reducción de fertilización o riego necesario, son factores que afectan al volumen de las cosechas, no logrando alcanzar el potencial de las hectáreas plantadas”, ha destacado la FOA en un comunicado. De hecho, ha recalcado que las hectáreas plantadas, con la inversión y cuidados necesarios, tienen un potencial de alcanzar 688.000 t. de fruta, 206.400 t. de aceituna de mesa y 72.240 t. de aceite de oliva. Si esto se llevara a cabo con la rentabilidad óptima, el sector facturaría unos 550 millones de dólares anuales.
La industria olivícola argentina destina en 75% de sus aceitunas a la elaboración de aceite de oliva virgen y virgen extra. “A partir de un gran esfuerzo e inversión de sus operadores, ha logrado promocionar la calidad de sus aceites en Estados Unidos y en la Unión Europea, siendo actualmente una industria netamente exportadora -mayoritariamente a granel-, debido a la dificultad de ingresar en los mercados internacionales con marca propia directo al consumidor, salvo pocas excepciones”, ha indicado la FOA.