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2019, un año histórico para el olivar portugués

2019, un año histórico para el olivar portugués

jueves 05 de marzo de 2020, 12:10h
Portugal cuenta con 361.483 ha. de olivar, con una producción del orden de 100-135.000 t. de aceite de oliva, un volumen de negocio que supera los 600 millones de euros y más de 7 millones de jornadas de trabajo por campaña. En particular, la región del Alentejo se ha consolidado como referencia mundial en el proceso de modernización e innovación en el cultivo del olivo, lo que le ha permitido situarse en el centro de atención del mundo agrícola.

Así se desprende del informe "Alentejo: a liderar a olivicultura moderna internacional", elaborado conjuntamente por Juan Vilar Consultores Estratégicos y Consulai, una empresa nacida en marzo de 2001 con sedes en Lisboa y Beja que se ha convertido en la mayor consultora en los sectores agroalimentario, agrícola y forestal en Portugal, creando valor a través de la innovación y contribuyendo al éxito de sus clientes y a la consecución de un futuro más sostenible.

La región realizó una fuerte inversión en sistemas de producción modernos y eficientes, lo que permitió aumentar significativamente la productividad y rentabilidad de las explotaciones, así como en la instalación de almazaras dotadas de la tecnología más avanzada, mejorando significativamente la calidad de los aceites de oliva -el 95% virgen y virgen extra-.

Las previsiones apuntan a que los niveles actuales de productividad (alrededor de 3 toneladas de aceituna por hectárea) continúen aumentando a medida que el olivar tradicional se transforme en sistemas de producción eficientes con una mayor productividad (9 a 12 toneladas por hectárea).

Esta profunda transformación ha sido posible sobre todo gracias al proyecto de Alqueva y ha venido acompañada de una excelente compatibilidad ambiental y un aumento de la biodiversidad, combinando las mejores prácticas culturales de la Producción Integrada con la utilización de cubiertas vegetales, residuos de poda, etc., y reduciendo el uso de fitofármacos, lo que ha permitido una mejora gradual de muchos de los parámetros de calidad medioambiental monitoreados por las autoridades nacionales.

Asimismo, toda esta riqueza ha favorecido el asentamiento de la población en el territorio, mejorando sus ingresos y nivel de vida, al tiempo que ha tenido un efecto multiplicador promoviendo la dinamización de otras actividades económicas que permiten atraer más inversión y crear más oportunidades de futuro.

Todo ello convierte a esta región en la mejor para el desarrollo de la olivicultura moderna, compatibilizando los aspectos económicos, ambientales, territoriales y sociales.