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Rosa Gallardo, directora de la ETSIAM-UCO: 'La digitalización es clave para el futuro del sector oleícola'

Rosa Gallardo, directora de la ETSIAM-UCO: "La digitalización es clave para el futuro del sector oleícola"

Por Cristina Revenga Palacios
viernes 22 de julio de 2022, 10:00h

Doctora Ingeniera Agrónoma por la Universidad de Córdoba (UCO), Rosa Gallardo dirige desde 2016 la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (ETSIAM) de la institución cordobesa, siendo la primera mujer en ocupar dicho cargo. Gallardo es una firme defensora de la digitalización del sector agroalimentario y en esta entrevista con Mercacei asegura que la ETSIAM asume el reto de adaptar y aplicar la revolución tecnológica del siglo XXI a la agricultura y, cómo no, al olivar. Porque, a su juicio, la digitalización es clave para el futuro del sector oleícola y sus oportunidades económicas, sociales y ambientales son evidentes. Publicamos un extracto de la entrevista realizada en Mercacei Magazine 110.

Desde 2016 dirige la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agrónoma y de Montes (ETSIAM) de la Universidad de Córdoba (UCO). ¿Qué destacaría de la ETSIAM?

La ETSIAM inició su actividad en 1968, y en la actualidad imparte enseñanzas de Ingeniería Agronómica, Ingeniería Forestal y Enología. Contamos con 32 grupos de investigación y más de 80 Proyectos de Investigación y Contratos de Transferencia que representan casi el 50% de los ingresos por proyectos y contratos de la Universidad de Córdoba. De nuestra trayectoria destacaría el potencial investigador, la vanguardia tecnológica, la apuesta por la dimensión internacional, los estrechos vínculos con las empresas y la continua preocupación por responder a las necesidades reales del sector agroforestal y agroalimentario, lo que nos ha llevado a impulsar continuamente cambios de tendencias en el sector.

Son muchas las áreas en las que la ETSIAM ha demostrado excelencia a lo largo de su historia, pero hoy en día concentra parte importante de su esfuerzo en impulsar y acompañar la transformación digital del sector agroforestal y agroalimentario, ámbito en el que es líder tanto en investigación y transferencia como en formación. Así, el Informe Foodtech in Spain 2020 identifica los distintos actores que conforman el ecosistema que está impulsando la aplicación de tecnología punta a la cadena de valor agroalimentaria, reconociendo a la ETSIAM de la Universidad de Córdoba como la institución universitaria más destacada en este ámbito en España.

¿Cómo cree que ha evolucionado el sector oleícola en estos años?

La evolución del sector ha sido importante y creo que la investigación en la ETSIAM de la Universidad de Córdoba ha ido acompañando los cambios más significativos que han permitido modernizar el cultivo del olivo: el riego por goteo, la mecanización de labores y la recolección mediante vibradores, el desarrollo de variedades adaptadas al seto, como la sikitita, o el cultivo superintensivo, en auge actualmente. En esta evolución del sector oleícola destaca una preocupación constante por mejorar la rentabilidad del cultivo, la calidad del producto y la necesaria búsqueda de la sostenibilidad.

Subrayaría la evolución en nuevas variedades, en la sanidad del olivo, los avances en la eficiencia en el uso de agua y en la reducción de la dependencia energética del olivar de regadío, la innovación en todo lo relativo a la mecanización del cultivo o la aplicación de la Espectroscopía de Infrarrojo Cercano (NIRS) como herramienta para mejorar la seguridad y la trazabilidad.

¿Cómo definiría el presente y el futuro de este sector en España?

A pesar de la intensa evolución que se ha producido, estamos ante un sector que no es en absoluto homogéneo, por lo que la situación del olivar de montaña, del olivar tradicional o del olivar en seto es muy diferente. Encontramos estructuras de costes distintas y también estrategias diferentes, por lo que esta heterogeneidad se refleja en diferentes niveles de rentabilidad y también de sostenibilidad, en sus tres dimensiones económica, social y ambiental.

Creo que estamos ante un sector que es un verdadero catalizador de empleo, de recursos y de oportunidades. Y es que la cadena de valor oleícola ejerce un importante efecto de arrastre sobre múltiples actividades económicas auxiliares. A la evidente importancia económica del sector, hay que añadir la repercusión social, ambiental y territorial, porque es un sector también de profundo arraigo cultural, gastronómico, paisajístico, social, territorial y medioambiental, y esto es algo que representa un valor incalculable. Es importante que este valor sea reconocido y remunerado por el mercado a través de precios dignos o por la política pública que debe remunerar estos servicios que los olivicultores prestan a la sociedad en su conjunto. Esta correcta remuneración resulta determinante no solo para el mantenimiento del cultivo sino también para la viabilidad de los espacios rurales en los que se asienta. El olivar y la industria asociada vertebra y cohesiona en muchos casos el medio rural donde se asienta, condicionando su modelo de desarrollo territorial. En los últimos años emergen estrategias que buscan incrementar la generación de valor añadido mediante el desarrollo de nuevos productos y servicios asociados al olivar: producción de biomasa, industria de alimentación, cosmética y farmacéutica, oleoturismo o gastronomía. Y en esta dimensión territorial hay que destacar también la importancia de las Denominaciones de Origen Protegidas.

La importancia ambiental del olivar es también muy relevante, en términos de biodiversidad, secuestro de carbono, conservación del suelo, generación de paisajes o presencia creciente de la agricultura ecológica.

Finalmente, quiero destacar también la apuesta constante por la innovación en torno al olivar y al aceite de oliva, una apuesta que abre enormes oportunidades en este sector. Creo que nos encontramos en un momento histórico en el que la transformación digital es ya una realidad en parte del sector, pero llegar a todos es el gran reto que tenemos.

Sin duda hay futuro, pero el sector oleícola sigue presentando en la actualidad problemas a los que debe hacer frente para asegurar su sostenibilidad en el medio y largo plazo: la dimensión de las explotaciones dedicadas a este cultivo, la escasa capacidad de vertebración del sector, la volatilidad de los precios o los problemas de articulación de la cadena de valor. La apuesta por la calidad, la profesionalización, la internacionalización del sector, la economía circular, la eficiencia en el uso de recursos y el impulso a la transformación digital del sector del olivar y el aceite, son elementos que permitirían avanzar en la respuesta a las citadas dificultades. La viabilidad futura del olivar es posible, pero requiere del compromiso de todos, olivicultores, industria agroalimentaria, distribución, consumidores, investigadores y Administración.

“Creo que nos encontramos en un momento histórico en el que la transformación digital es ya una realidad en parte del sector, pero llegar a todos es el gran reto que tenemos”

¿Qué proyectos relacionados con el sector del olivar y del aceite de oliva está llevando a cabo la Escuela en la actualidad?

Los proyectos relacionados con el olivar y el aceite que se están llevando a cabo en la Escuela en la actualidad son numerosos y diversos. Entre ellos subrayaría los relacionados con la fertilización del olivar, identificando los principales problemas nutritivos del olivar y desarrollando las técnicas para las correcciones nutricionales dentro de una olivicultura sostenible. Otra línea prioritaria en los últimos años ha sido el estudio del efecto del calentamiento global en la fenología del olivo y cómo afecta a las diferentes variedades. Destacan igualmente los proyectos relacionados con el manejo del olivar para prevenir la erosión y degradación del suelo, con el énfasis en el manejo de las cubiertas vegetales y a la identificación de nuevas especies como cubierta vegetal adaptadas a las condiciones mediterráneas.

Por su parte, el proyecto europeo GEN4OLIVE pretende acelerar el uso de los recursos genéticos del olivo e impulsar las actividades de mejora genética. Mediante la caracterización de un número muy amplio de variedades a nivel mundial, se pone el foco en cuatro temáticas fundamentales como son la resiliencia al cambio climático; la resistencia a plagas y enfermedades; las variedades con alta producción y calidad de producto; y la adaptación a los sistemas modernos de plantación. Comprende también el desarrollo de una interfaz inteligente y fácil de usar para que los recursos genéticos sean más accesibles al usuario final, así como la creación de dos aplicaciones móviles basadas en inteligencia artificial para identificar variedades de olivo y detectar fácilmente potenciales enfermedades.

Mención especial merecen los proyectos que abordan los problemas fitosanitarios que se presentan en el olivar. Los principales proyectos de investigación en las últimas décadas han logrado la caracterización epidémica de las principales enfermedades aéreas del olivar (repilo, antracnosis y emplomado), así como la gestión integrada de la verticilosis, mediante cultivares resistentes, prácticas agronómicas y métodos biológicos.

Enorme interés tienen también los proyectos dirigidos al control de la “mosca del olivo” Bactrocera oleae (Rossi), logrando desarrollar un método de control biológico basado en aplicaciones al suelo del hongo entomopatógeno Metarhizium brunneum Petch. Se está trabajando en el marco del proyecto Fruit Fly Net-ii para el desarrollo de una metodología complementaria basada en un sistema inteligente de monitoreo para la “mosca del olivo” mediante la combinación de las trampas tradicionales con sistemas de inteligencia artificial.

Por su parte, los investigadores de Hidráulica y Riegos están desarrollando modelos para el manejo óptimo del fertirriego de precisión en olivar con aguas regeneradas. También han desarrollado un sistema de gestión inteligente del riego solar fotovoltaico, basado en la sincronización de la demanda de riego del cultivo y la energía fotovoltaica disponible.

En el ámbito de la Economía Agraria, destacan los trabajos de investigación sobre la valoración de la capacidad de distintos tipos de manejo en olivar para proveer servicios ecosistémicos y en la fase industrial destacan los trabajos sobre mejora de la eficiencia y sostenibilidad de las almazaras bajo el paradigma de la Bioeconomía.

En el caso de la Ingeniería de Sistemas Agroganaderos y de Tecnología de los Alimentos, existe una línea de investigación de gran interés basada en el uso de la tecnología NIRS para el control y autentificación de productos y procesos en el sector del aceite de oliva virgen.

Por último, la amplia trayectoria en investigación e innovación en olivar culminó con la firma a finales de 2017 del convenio con el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad denominado “INNOLIVAR”, cofinanciado con fondos FEDER y las interprofesionales del aceite de oliva y la aceituna, dotado con más de 13 millones de euros. Este proyecto sitúa a la Escuela en la vanguardia de la innovación, llamada a liderar la revolución tecnológica del olivar en los próximos años.

Dentro del ámbito de la recolección, en “INNOLIVAR” se están desarrollando nuevas cosechadoras para olivar intensivo. También tractores para alta pendiente que dispongan de sistemas para variar su ancho de vía y la altura de su centro de gravedad. Nuevos atomizadores basados en la incorporación de tecnologías de precisión con sensores capaces de detectar el olivo que tienen delante y aplicar la pulverización de manera sectorizada y variable. Se han desarrollado también sistemas de clasificación y cribado de la aceituna de mesa en campo y un sistema de trazabilidad integral desde el campo al consumidor.

Es una firme defensora de la digitalización del sector agroalimentario, tanto desde su posición en ETSIAM como en los distintos foros y plataformas donde participa. ¿Cuáles han sido los mayores avances del sector oleícola en esta materia y qué retos quedan aún por cumplir?

La digitalización es clave para el futuro del sector oleícola. En el caso de la mecanización del olivar, la incorporación de sensórica y nuevas tecnologías digitales en la maquinaria permite una mejor automatización y un uso más controlado y seguro. Funciones como el posicionamiento y vibrado/sacudida de árboles o el guiado y nivelación de maquinaria han sido posibles al ser automatizadas gracias a estos avances. Investigadores de la ETSIAM trabajan en el desarrollo de sistemas como IOLIVETRACK, SAEOQ y el de dosificación inteligente DOSAOLIVAR.

IOLIVETRACK es una plataforma que permite el registro en la nube de todas las operaciones de cultivo, recolección, postcosecha e industria, mediante la integración de sensores a pie de campo y embarcados en la maquinaria. Con ello, se consigue que tanto los olivareros como la industria y el consumidor puedan conocer todas las operaciones e insumos que han recibido para su manejo eficiente.

Por su parte, SAOEQ es un sistema para la evaluación automática de los parámetros externos de la aceituna mediante sistemas de visión artificial. La tecnología desarrollada permite poder determinar en tiempo real parámetros como el grado de madurez, el calibre o los daños que las aceitunas ya presentan en el árbol o una vez realizada la recolección.

En el caso de DOSAOLIVAR, se ha desarrollado un sistema basado en una aplicación para móviles, que permite determinar el volumen óptimo de caldo a pulverizar en función de las características morfológicas del olivar y un dispositivo electrónico que permite una regulación automática del equipo en función de las prescripciones de la aplicación móvil.

Destacaría también los avances en la integración de las TIC en la gestión de los parques de maquinaria y la aplicación de tratamientos fitosanitarios mediante vehículos aéreos no tripulados (UAV), lo que ha permitido realizar tratamientos sobre zonas específicas de forma más precisa que las aplicaciones terrestres o las áreas convencionales. Se trabaja en una plataforma web capaz de integrar las funcionalidades necesarias para la gestión mediante técnicas de agricultura de precisión, de explotaciones agrícolas, especialmente olivareras.

El empleo de sensores multi/hiper-espectrales y termográficos embarcados en plataformas UAV y los servicios cloud computing han revolucionado el modo de trabajar en Teledetección con imágenes procedentes de plataformas de satélite. Junto al servicio PAAS desarrollado por Google hay que destacar el programa de observación de la Tierra Copernicus, que en determinadas plantaciones de superintensivo de gran densidad el dosel arbóreo permite controlar semanalmente la plantación y tomar decisiones de forma más acertada.

Por otro lado, el uso de agua regenerada para riego, unido al uso de las nuevas tecnologías, ofrece igualmente avances interesantes para este sector. Subrayaría el desarrollo de la app REUTIVAR, aplicable tanto para Comunidades de Regantes como para agricultores individuales, que materializa las últimas novedades científicas en riego deficitario controlado y en fertilización del olivar, con la particularidad de usar aguas regeneradas. Igualmente la Inteligencia artificial abre un nuevo escenario de gestión integral de comunidades de regantes (y redes de distribución de agua) basado en predicción de lo que todos y cada uno de los regantes de la comunidad van a hacer, antes de que ocurra.

A pesar de los avances que se están produciendo en el proceso de transformación digital del sector, aún queda un largo camino por recorrer y el reto es reducir la brecha de adopción de la tecnología, con el fin de que la transformación digital llegue a todos.

¿Cuáles son los beneficios de la transformación digital en el campo y cuáles cree que son las principales dificultades que se presentan para su implantación?

La realidad actual del sector agroalimentario nos hace ver que la transformación digital es una necesidad para poder dar respuesta a los enormes y complejos retos a los que se enfrenta. La digitalización ofrece la posibilidad de avanzar simultáneamente en una mayor producción, rentabilidad, eficiencia en el uso de recursos y en la urgente necesidad de proteger el planeta.

La transformación digital permite hacer un uso más eficiente de todos los recursos a la vez que se puede mejorar el rendimiento, la producción, la calidad de los productos y la seguridad alimentaria, a través de una trazabilidad integral. Todo ello permite mejorar los beneficios de las empresas, y también reducir las emisiones, el impacto sobre los recursos naturales, el desperdicio, la sobreproducción, los tiempos o las pérdidas, así como un control logístico de los productos agroalimentarios hasta el consumidor. A la industria agroalimentaria, la transformación digital le permite un control digital, la automatización, la robotización y la gestión de todas las operaciones en planta. Y en lo que se refiere a los beneficios para los consumidores finales, las tecnologías digitales pueden ayudar a dar una mayor transparencia y trazabilidad a los procesos de producción, a acelerar la logística en frescos, a facilitar la compra on line o a detectar más rápido riesgos para la salud.

Las oportunidades económicas, sociales y ambientales son, por tanto, evidentes. La clave para avanzar en este proceso es recopilar datos de buena calidad con nuevas tecnologías, almacenarlos y analizarlos para generar soluciones que ayuden en la toma de las decisiones óptimas en la cadena agroalimentaria para aplicarlas haciendo uso también de las nuevas tecnologías disponibles.

Sin duda es necesario reducir la brecha de adopción de la tecnología, para lo que además de obstáculos de carácter económico, destacaría la conectividad como un factor muy relevante en lo referente a la generalización del IoT y sus servicios asociados a la agricultura y a la industria agroalimentaria. Igualmente, la transformación digital no consiste simplemente en incorporar tecnología, sino que supone una reinvención y un cambio cultural que afecta a procesos, procedimientos, hábitos y comportamientos. Sin la implantación de una cultura de cooperación y colaboración en el uso compartido de datos no es posible la transformación digital del sector agroalimentario.

Tampoco es posible que el sector pueda beneficiarse del valor que puede aportar la digitalización, sin la formación y capacitación adecuada de todos los actores. Resulta determinante la formación de técnicos con las competencias digitales necesarias para acompañar al sector en el tránsito digital. Es imprescindible la mayor incorporación de jóvenes, ya que son ellos los que incorporarán la aceleración necesaria en el ritmo y la intensidad de un proceso de transformación que debe ser imparable.

¿Qué responsabilidad tienen las universidades en esta materia? De hecho, la ETSIAM ha impulsado el Máster en Transformación Digital del sector Agroalimentario y Forestal (DigitalAgri)…

Sin duda las universidades son responsables del impulso de la formación para la transformación digital del sector agroalimentario. Para ello, es preciso actuar tanto en la formación reglada como en la no reglada, y mejorar la interacción entre la formación universitaria y la formación profesional agraria, creando los ecosistemas que permitan el intercambio de conocimientos y experiencias.

En el caso de la ETSIAM de la Universidad de Córdoba, este centro impulsó hace cinco años la creación de un Máster en Transformación Digital del Sector Agroalimentario y Forestal (DigitalAgri), que pretende completar la formación en este ámbito de los profesionales del sector agroforestal. Se trata del primer máster universitario oficial que ofrece esta formación en España y ha surgido de la alianza entre la Administración, la universidad, la empresa y el sector, con el objetivo de impulsar y acompañar especialmente a los agricultores y a la industria agroalimentaria en este proceso de transformación digital. En su cuarta edición, el Máster DigitalAgri se consolida como referente en el panorama nacional y amplía la dimensión internacional con estudiantes provenientes del norte de África y de Latinoamérica, gracias en este caso a la fructífera relación con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). En el seno del Máster DigitalAgri son frecuentes las alianzas con actores principales del sector, entre los que a modo de ejemplo, cabe citar el acuerdo con la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero.

Igualmente, la Universidad de Córdoba, junto con la Universidad Politécnica de Madrid, participa en el Centro Nacional de Formación de Competencias para la transformación digital del sector agrario y agroalimentario impulsado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en el contexto de su Estrategia de Digitalización del Sector Agroalimentario y Forestal y del Medio Rural.