En el trabajo han colaborado investigadores del Instituto de Física de Cantabria (IFCA), centro mixto del CSIC, y la Universidad de Cantabria.
El clima determina el área en la que pueden ocurrir estas enfermedades, de ahí que una temperatura favorable potencie el desarrollo de brotes epidémicos. El científico Manuel Matías, del IFISC-CSIC-UIB y autor de esta investigación, considera el cambio climático clave en el “impulso y distribución de las enfermedades en las plantas de todo el mundo”.
El equipo que lidera Matías ha delimitado el efecto contagioso de la Xylella fastidiosa en cuatro estadios diferentes de crecimiento continuado de las temperaturas que se prevén para los próximos años: un incremento de 1,5º, 2º, 3º y hasta 4º C, respecto a niveles preindustriales. En todos los escenarios se repite el patrón de mayor riesgo de infección debido al aumento de temperatura.
Una proyección con diferentes escenarios en los que se distribuye la Xylella fastidiosa y el insecto Philaenus spumarius por Europa y el Mediterráneo, bajo diferentes condiciones climáticas respecto al escenario actual (una media entre 2003-2022).
Una epidemia global con millones de pérdidas
El CSIC ha recordado que se acaba de cumplir una década desde la primera detección de la Xylella fastidiosa en Europa, que hasta el siglo XXI se consideraba oficialmente un patógeno restringido sólo al continente americano. En California (EEUU), esta bacteria causa la enfermedad letal de Pierce en la vid, generando pérdidas millonarias en el sector vitivinícola anualmente. Las plantas infectadas producen pocos frutos y de poca calidad, sus hojas se decoloran, necrosan y caen, y las cepas pueden llegar a morir en pocos años.
Respecto a los brotes europeos analizados, según este organimo, se considera a los insectos del grupo de los cicádidos -también conocidos como cigarrillas o chicharras-, concretamente al insecto Philaenus spumarius, como principal y único vector transmisor. "La rápida propagación de la enfermedad ya ha provocado la destrucción de cultivos en Italia, y también es la culpable de que se hayan tenido que arrancar miles de almendros en islas Baleares y Alicante", ha indicado.
La investigación recoge cómo el aumento prolongado de las temperaturas expande la distribución de la Xylella fastidiosa por el sur de Europa y especialmente por la región mediterránea, siendo Francia, Italia y Portugal los países más afectados. El trabajo también señala una disminución del insecto P. spumarius, aunque marginal en algunas zonas, tal como buena parte de España, que aumentaría ligeramente su nicho ecológico en las zonas europeas más continentales o montañosas.
Los investigadores consideran el cambio climático como uno de los mayores retos para la política agrícola de la Unión Europea. De ahí que argumenten que saber qué va a suceder en ciertas regiones servirá para tomar mejores decisiones a futuro y prevenir el posible impacto de la enfermedad en los cultivos. Por este motivo, los científicos han cuantificado el riesgo de infección de la Xylella fastidiosa a distintas escalas espaciales; a nivel de país, denominaciones de origen protegidas y plantaciones vinícolas conocidas.
Basándose en un análisis de la superficie en riesgo por país, los científicos han cotejado cómo, en un escenario inicial que proyecta un aumento de temperatura de 1,5 grados, Portugal y Grecia se enfrentan al mayor riesgo de contagio, con un 12% y 2% más, respectivamente. Un escenario que, con 4 grados más, se elevaría a un “sorprendente” riesgo, admiten, del 47% y 63%. Los autores describen cómo en este escenario Francia e Italia también experimentarían un riesgo “relevante”, aunque menor. En el caso de España, el segundo mayor productor de vino, aclaran que el riesgo se mantendría parecido a los niveles actuales.
Una situación que contrasta con las zonas con denominación de origen, donde un aumento de más de 2 grados pondría en serio riesgo los cultivos vinícolas, como los que están al sureste de Francia; el Penedés, en España; la Bairrada portuguesa o la Toscana, en Italia, entre otros. Estos datos se pueden consultar on line en la web del IFISC, acompañados de un detallado análisis por denominación de origen, tipos de riesgo, escenario según el aumento de la temperatura, y que además está organizado por país y zona geográfica.
Los autores admiten las limitaciones de su modelo que trabaja con proyecciones climáticas al enfrentarse a lo intrincado de los microclimas que se dan en algunas zonas vitivinícolas. Pese a ello, consideran importante intentar comprender la forma en la que se propaga la enfermedad, de ahí el origen interdisciplinar del estudio, que aúna modelos epidemiológicos y climáticos. La investigación concluye argumentando que la nueva información servirá para poder gestionar mejor los recursos destinados a prevención, dando así prioridad a las áreas según su porcentaje de riesgo de infección.