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La prevención en la aparición de ftalatos

La prevención en la aparición de ftalatos

martes 24 de octubre de 2017, 11:13h

Desde Mercacei publicamos el quinto artículo de la Guía Prescriptiva de Buenas Prácticas en el Proceso de Elaboración de Aceite de Oliva, impulsada y coordinada, entre otros, por Juan Vilar, que se centra en la aparición de ftalatos y en el que diversos expertos analizan cómo aparecen, la forma de prevenirlos, de qué modo nos afectan y cómo se detectan.

Los ftalatos son una sustancia química cuyo principal objetivo es flexibilizar los plásticos quitándoles rigidez. No obstante, pueden ser transmitidos por contacto a los alimentos, por lo que la mejor forma de prevenirlos es mediante el uso de elementos que de ningún modo puedan transferirlos.

Según Miguel Ángel Miquel, jefe de Producción y director técnico de Laboratorio de Molino del Genil y Lagar do Sobrado, los ftalatos o ésteres de ácido ftálico son un grupo de compuestos químicos principalmente empleados como plastificadores (sustancias añadidas a los plásticos para incrementar su flexibilidad). Uno de sus usos más comunes es la conversión del poli (cloruro de vinilo) (PVC) de un plástico duro a otro flexible.

Miquel ha explicado que en la almazara estos contaminantes pueden estar presentes en cintas transportadoras (patio) y mangueras empleadas tanto en transportes de masas como en trasiegos de aceite, por lo que la única forma de prevenir su presencia es a través de ensayos de migraciones de ftalatos durante el proceso. “Hablamos de ensayos sobre aceitunas y posteriormente en aceite de oliva virgen que tienen contacto con cintas transportadoras y gomas empleadas en cada una de las etapas para la obtención de nuestro producto final. En caso de no cumplir la normativa tendremos que proceder a la sustitución de dichas cintas transportadoras y gomas por otras que cumplan con los ensayos de migraciones globales, y al mismo tiempo someter a responsables a los proveedores de las mismas, los cuales indican que están libres de ftalatos, y en muchas ocasiones no es así”, ha precisado.

Otro aspecto a tener en cuenta, a su juicio, son las aceitunas que ya están limpias y en algunas ocasiones lavadas de las parcelas donde son recolectadas, lo que también nos hace pensar que dicha contaminación puede proceder de fuera. “Cada vez son más los agricultores que nos traen la aceituna limpia y/o lavada hasta la almazara, por lo que es necesario prestar especial atención y muestreo de ensayos de migraciones de ftalatos a estas aceitunas. En este caso la importancia de un recorrido trazable es fundamental”, ha considerado este experto.

Miquel ha señalado que en la actualidad existen muchos proveedores que suministran PVC alimentarios, cauchos alimentarios y gomas alimentarias, pero según estudios realizados, no todos cumplen con las expectativas del mercado, aun diciendo que ejecutan las normativas de migraciones globales de ftalatos a aceite de oliva virgen.

Controlar la presencia de ftalatos

En palabras de Manuel Caravaca, director de proceso de Molino de las Torres, y presidente de Aemoda, los ftalatos son sustancias químicas usadas principalmente como plastificantes para otorgar flexibilidad a los plásticos.

Según Caravaca, existen tres puntos clave en la elaboración de un aceite donde se debe controlar la posible presencia de ftalatos: las bandas transportadoras; las mangueras, tanto de masa como de aceites; y los stators que se utilizan en las bombas de masa o aceite, la aceituna o en el caso de la masa. Al pasar por las bandas transportadoras, mangueras o stator que no son homologados, pueden provocar la migración de ftalatos al aceite, que se provoca por una pérdida de sustancia de los materiales de fabricación al producto que entra en contacto con ellos.

Para poder controlar estos tres puntos claves, a la hora de comprar cualquiera de estos componentes para nuestra almazara, Caravaca cree que se debe contar con informes de ensayos emitidos por un laboratorio adecuado que esté debidamente certificado para poder emitir dichas pruebas y que cumpla con las directrices de la Comunidad Europea, según su Reglamento UE 10/2011 y con los límites de migraciones específicos (LME).

Por lo tanto, “hemos de ser consecuentes y encontrar un equilibrio entre ahorro, riesgo, y seguridad al adquirir los productos que podrían trasmitir dicho compuesto a nuestros aceites de oliva, primando sobre todo la seguridad”, ha afirmado.

Asegurar su ausencia

Por su parte, José Antonio Tello, CEO de Laboratorio Juan Antonio Tello, los ftalatos son sustancias químicas usadas principalmente como plastificantes, es decir, para otorgar flexibilidad a los plásticos rígidos, por ejemplo, hacer flexible el PVC, siendo por tanto esta industria plástica, la que consume la mayor parte de los ftalatos producidos. Entre sus posibles aplicaciones figuran el envasado de alimentos, dispositivos médicos, juguetes, artículos de puericultura, adhesivos, pisos de PVC, revestimientos sintéticos, fluidos de arranque para bombas, cosmética, etc. En definitiva, una amplísima gama de usos, lo que hace por tanto, que puedan estar en miles de productos de consumo habitual.

Tello ha detallado que en una almazara podrían estar en revestimientos de paredes, suelos, techos, bodegas, salas limpias de envasado, ropa y calzado de lluvia, aislamientos para cables y cuadros eléctricos, y, muy en particular, en mangueras de trasvase, estator de bombas mono y salomónicas para masa, cintas de PVC y similares, envases de PVC y otros plásticos, etc. Por ello, “es de vital importancia que nos aseguremos de su ausencia en todo aquellos componentes plásticos que estén en contacto con nuestros AOVs”, ha indicado.

El proceso de elaboración, clave

Asimismo, Leandro Ravetti, director técnico de Boundary Bend Limited y Modern Olives (Australia), ha manifestado que desde que hace ya unos años Modern Olives Laboratory Services tomó especial interés en el tema y comenzó a realizar un gran número de análisis a una amplia diversidad de muestras de aceites de oliva de todo tipo y procedencia. En principio, “lo primero que nos llamó la atención era la falta de una metodología oficial para analizar el contenido de ftalatos en aceites de oliva. Por lo tanto, hemos desarrollado un método propio que recientemente ha sido considerado por ISO como una de las mejores alternativas para el análisis de estos componentes y estamos en el proceso de su homologación en conjunto con un instituto de investigación en Francia que había propuesto un método alternativo pero similar”, ha resaltado Ravetti.

Según este experto, el otro aspecto llamativo parecía ser la aleatoriedad de los resultados con muestras de distintas procedencias mostrando niveles totalmente variables, desde no detectables hasta varias partes por millón, inclusive en producciones orgánicas. “Tras varios trabajos de investigación hemos podido comprobar que, aparentemente, no se trata de un punto de contaminación único durante el proceso sino una sucesión de puntos que gradualmente van contribuyendo a sumar trazas de estos plasticidas en el producto final. El proceso de elaboración, almacenaje y embotellado parece ser particularmente clave en lo relativo a determinar los niveles finales de ftalatos en el aceite de oliva. “La información proveniente de Europa en este sentido se podría cotejar con nuestras propias observaciones para poder lograr una mejor comprensión de este fenómeno que, como se ha podido comprobar, afecta significativamente a alimentos en general”, ha concluido.

Evitar contaminaciones exógenas

A su vez, Mª Dolores Peña Bellido, directora de Olivarum Fundación Caja Rural de Jaén, los ftalatos son unos compuestos de efectos adversos para la salud que pueden encontrarse en los alimentos y donde la única manera de evitarlos es mediante la buena praxis en la elaboración de los mismos.

Su presencia en los alimentos solo puede detectarse por métodos analíticos específicos que comprenden dos etapas: extracción de los ftalatos del alimento analizado, y posterior análisis de los que se encuentren presentes.

Los ftalatos son compuestos de tan amplia difusión en el medio que uno de los factores más importantes en su análisis es evitar contaminaciones exógenas que puedan afectar a la prueba.

Según Peña Bellido, lo más adecuado es la extracción con fibras (SPME) que no emplea disolventes aunque también se puede realizar por extracción líquido-líquido controlando muy bien que los disolventes usados estén libres de ftalatos y el material empleado debe ser todo de vidrio y pirolizado previamente a 300ºC durante 12 horas por el mismo motivo.

El análisis se realiza por cromatografía CG-MS-MS que resulta más específico que CG-MS. Además, ha de utilizarse patrón interno deuterado.

Patologías

De acuerdo con José Juan Gaforio, catedrático de la Universidad de Jaén (UJA), los ftalatos son ésteres del ácido ftálico y constituyen un conjunto de compuestos químicos que se consideran contaminantes ambientales ubicuos. Entre sus usos industriales, destaca su utilización como plastificadores para incrementar la flexibilidad de los plásticos y como aditivos en cosmética. Están catalogados como disrruptores endocrinos, afectando al sistema endocrino humano.

En la literatura científica, según Gaforio, podemos ver estudios que relacionan la exposición a alguno de estos compuestos con distintas patologías, entre las que se encuentran: problemas de fertilidad, disminución del número de espermatozoides, disminución de los niveles de testosterona, enfermedades respiratorias, obesidad en los niños, desordenes neuropsicológicos, disminución de hormonas tiroideas, asma, alergia, malformaciones genitales, incluso, cáncer de mama.

Obligación de su control

Según Juan Ramón Hidalgo CEO-director de Food Legal Solutions y abogado-consultor de Derecho Alimentario, los límites de migración y las condiciones de uso de los ftalatos como sustancias que están presentes en algunos materiales y objetos plásticos que entran en contacto durante el almacenamiento y el envasado del aceite de oliva, están actualmente fijados en el ámbito de la UE, entre otros, en el Reglamento 10/2011 sobre materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos, y sus posteriores modificaciones.

El legislador comunitario es consciente de que dichos materiales y objetos plásticos, cuando entran en contacto con el aceite de oliva, pueden transferir sustancias tóxicas al producto final que pongan en riesgo la salud pública y la seguridad alimentaria. A su juicio, las normas comunitarias son lo suficientemente rigurosas como para establecer unos límites de migración específicos y globales lo más bajos posibles para alcanzar un nivel elevado de protección de la salud del consumidor final.

Hidalgo ha subrayado que el productor, el envasador y el distribuidor de aceite de oliva tiene la obligación de controlar dichos límites de migración de ftalatos en el producto final, tomando conciencia de que la superación de dichos límites determina la prohibición absoluta de comercializarlo en el ámbito de la UE, por infracción de las normas mínimas de seguridad alimentaria. Y todo ello, sin perjuicio de posibles responsabilidades civiles, administrativas y penales.