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Decálogo de buenas prácticas agrícolas para mitigar el cambio climático y la erosión

Decálogo de buenas prácticas agrícolas para mitigar el cambio climático y la erosión

jueves 06 de mayo de 2021, 13:15h
El cambio climático es un problema global que ocupa a buena parte de la comunidad científica internacional. En Europa, el proyecto Life ClimAgri, en el que ha participado la Universidad de Córdoba (UCO), ha puesto el foco en la agricultura para buscar maneras de adaptar las prácticas agrícolas y contribuir a reducir este problema. En concreto, este proyecto ha establecido un decálogo de buenas prácticas para mitigar el cambio climático y cuya demostración a nivel experimental ha verificado que son efectivas.

Así, ClimAgri establece como prácticas beneficiosas el uso de cubierta vegetal permanente de los suelos, la mínima alteración del suelo, la rotación de cultivos, la optimización en el uso de agroquímicos y su adecuado manejo, la utilización de tecnologías avanzadas, la implantación de estrategias de riego deficitario, la consideración conjunta de prácticas agronómicas, técnicas y económicas en el riego, la siembra de las lindes, la creación de estructuras de retención o zonas tampón para evitar las escorrentías y medidas para fomentar la biodiversidad.

Esas medidas buscan, según los investigadores del proyecto, lograr la sostenibilidad ambiental de la agricultura, pero también la rentabilidad para los agricultores.

Emilio Jesús González, coordinador del proyecto ClimAgri, el profesor Jesús Gil Ribes, responsable en la UCO, y el investigador Francisco Márquez, han explicado que el proyecto ha tenido muy buen impacto tanto a nivel de campo como a nivel político puesto que se han establecido medidas dentro de los programas de desarrollo rural que han conseguido reducir un 12% los costes de cultivo, aumentar un 63% la eficiencia energética y un 57% la productividad energética y reducir un 32% el CO2 que se emite en las labores agrícolas.

ClimAgri se ha centrado especialmente en el problema de la erosión, paso previo a la desertificación, e íntimamente relacionado con el cambio climático, según ha destacado el equipo científico del proyecto. A su juicio, la protección del suelo es fundamental para luchar contra el cambio climático y las cifras en torno a la erosión son un hándicap importante, especialmente en Andalucía, donde el deterioro de los suelos es mayor que en el resto de España y de Europa.

"Cuando estamos luchando contra el cambio climático en la agricultura lo hacemos con cubiertas vegetales, en los cultivos leñosos, o bien en cultivos extensivos con la siembra directa, que son medidas para proteger el suelo, reduciendo la erosión en más de un 90% y también las escorrentías”, han insistido los investigadores, que han citado como ejemplo la práctica de protección del suelo de no labrar, que permite reducir las emisiones, secuestrar carbono y aumentar la materia orgánica del suelo y su fertilidad.

Este nuevo paradigma agrícola pasa por convencer a los agricultores de que asuman las nuevas prácticas sin que eso suponga una merma de la rentabilidad económica. Por ello, la investigación se centra en generar nuevos modelos que consigan reducir los los costes de producción. Para ello, la nueva Política Agraria Común (PAC) ha creado unos nuevos eco-esquemas, que buscan incentivar mediante subvenciones las buenas prácticas, es decir, recompensar al agricultor por contribuir al cuidado del planeta.