"El sector productor de Jaén entiende que el biometano no es una amenaza para el campo, sino una oportunidad que estamos empezando a entender. De hecho, son los residuos ganaderos y agrícolas los que alimentan las plantas de biogás y biometano", han destacado en un comunicado conjunto.
En este sentido, las organizaciones agrarias y las cooperativas consideran que ofrecen una doble ventaja: gestionar de manera eficiente los residuos agrícolas y ganaderos y, al mismo tiempo, crear oportunidades económicas para los pequeños productores. "Para el sector olivarero de Jaén es una doble ganancia, puesto que puede mejorar la situación económica y ambiental y se obtiene una fuente de ingresos adicional", han precisado.
Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agro-alimentarias de Jaén entienden que "lo que en la actualidad son considerados residuos que generan preocupación, hoy en el resto de España y en Europa se está transformando en energía, fertilizantes orgánicos y una herramienta clave para la bioeconomía circular".
En el caso del olivar, a su juicio, los subproductos y el alperujo serían eliminados de una forma eficaz y eficiente para generar energía limpia, evitando un problema medioambiental importante.
Las organizaciones agrarias y las cooperativas consideran normal que la sociedad tenga dudas, por lo que han reclamado a las administraciones "un ejercicio de transparencia y de comunicación para que, una vez que los vecinos estén bien informados, conozcan los efectos positivos y también negativos de las plantas de biometano; y si los beneficios superan a los perjuicios,habrá que aprovechar esta oportunidad que la provincia no puede dejar escapar".
Al respecto, Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agro-alimentarias de Jaén rebaten una de las grandes dudas que tienen los vecinos. "Muchos temen que estas plantas vayan a atraer macrogranjas, una posibilidad que no tiene base, puesto que ninguna empresa construye una planta de biometano, que cuesta millones de euros, sin tener asegurado con antelación el suministro de materia prima, que ya ha de existir", han explicado.
Por otro lado, han añadido que las plantas modernas de biometano trabajan en circuito cerrado, con sistemas herméticos y de desodorización. "Lo que entra y lo que sale -incluido el digestato que se puede usar como fertilizante- se gestiona con control y trazabilidad. De hecho, el digestato estabilizado que resulta del proceso de obtención del biometano es mucho más fácil de aplicar y menos contaminante, puesto que, en lugar de extenderlo sin más, se lleva a cabo una inyección directa al suelo, enterrándolo, que reducen los olores a prácticamente cero. Y todo ello con beneficios para el suelo, al que devuelve nutrientes de calidad", han explicado.
Según sus datos, en Europa hay actualmente 1.548 plantas de biometano operativas, de las cuales más del 75% están conectadas a redes de transporte o distribución de gas. Este número ha crecido significativamente en los últimos años en países como Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, que son líderes en este ámbito y concentran la mayoría de las instalaciones, integrando el biometano en sus redes de gas natural.